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Molintonia

Raúl, editor, director y amigo

En octubre de 2000, conocí a Raúl. Era uno de los organizadores del Congreso Aedipe, en el que fui un invitado especial porque había sido galardonado con el Primer Premio en el certamen de artículos, lo que me dio la oportunidad de conocer y charlar largamente con ponentes y organizadores. Como Juanes, Raúl llevaba una camisa negra pululando de aquí para allá, con nervios, enfados, risas y sonrisas. Apenas intercambiamos unas cuantas frases, pero pronto notamos los dos (hemos conversado sobre ello después varias veces) que teníamos ideas afines, experiencias parecidas, intereses similares y pasados comunes (los dos trabajábamos en la función de Recursos Humanos, los dos habíamos jugado al fútbol en la misma posición, los dos vivíamos en ciudad distinta a la de origen…).

Semanas más tarde, Raúl me llamó para comentarme su desvinculación de la empresa donde trabajaba y el inicio de su andadura en un pequeño proyecto de comunicación por Internet, que se llamaba rrhhMagazine, para el que me pedía una colaboración en forma de artículo. Hace ya más de siete años.

En estos días, Grupo RHM Comunicación directiva, empresa en la que se ha convertido aquella incursión inicial, publica el primer libro en su línea de negocio editorial, titulado “¡Qué cosas tienes, Ceferino!”, del cual soy autor.

Hasta finales del año 2005, Raúl ha ido solicitando mis colaboraciones esporádicamente tanto para la revista virtual como para AprendeRH, con la cual me siento especialmente encariñado porque desde su inicio venía a llenar un escenario en el que me gustaba ser actor: la divulgación de la función de Recursos Humanos hacia un ámbito hasta entonces inexplorado, el de personas no afines con la función, así como el de nuevos profesionales que desean enterarse del “mundillo” al efecto.

Y nació ForoRH, proyecto pionero por su contenido, difusión y periodicidad, para el que Raúl me pidió una implicación mayor: convertirme en columnista habitual dentro de una sección que se iba a llamar El Mirador.  Accedí no sin muchas dudas y vértigos, pues nunca me había visto en la obligación de escribir semanalmente sobre un tema determinado, aunque para ello he contado con la inestimable ayuda de Paulina, que siempre ha estado dispuesta a buscarme temas, documentación y… a corregirme.

Han pasado nada menos que 46 números en los que he querido ser fiel a la cita con los lectores, conjuntamente con las editoriales de Raúl. No quiero hacerle un panegírico que sé que él no publicaría en su propia revista. Si usted está leyendo estas líneas es porque Raúl ha accedido a ello desde una posición alejada de la vanidad o de la soberbia, o desde la humildad, pero no falsa modestia, que intento plasmar ahora en el papel en blanco…

Porque además del empresario que ha demostrado ser, del experto en Recursos Humanos que es, encuentro una buena persona que además es buen líder. Hablaré primero de su liderazgo, el de ese equipo de personas que ha sabido seleccionar, organizar, formar y motivar, no sin equivocaciones y tropiezos, hasta conformar la plantilla que lidera, con el éxito que supone haberse instaurado, mantenido y crecido en este mercado tan difícil, superando problemas profesionales y personales que a cualquier mortal habrían tumbado sin remedio.

Y seguiré por su calidad personal, que es calidez. Raúl es vehemente, directo (sin pelos en la lengua), irónico, crítico (incluso ácido) y comprometedor, características que unas veces son virtudes y otras defectos, pero que conforman precisamente la base sobre la que ha ido impulsando su proyecto… pero si se mantiene y crece es porque Raúl denota una enorme sensibilidad, una larga visión de ayuda, un corazón de niño grande que transmite a su alrededor, ya seas proveedor, cliente, colaborador, amigo…

Puedo dar fe de todo ello, sobre todo de esto último, porque supo ayudarme, creyendo que yo no me daba cuenta (o sí, porque también es muy listo) cuando más lo estaba necesitando.

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