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Libro I - Arañazos, Introducción

Libro I - Arañazos, Introducción

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Aquí van relatos cortos, o largos, unos casi novelas, otros despuntes de pocas frases, creados en la veintena, época para soñar sin fin, cuando quería escribir sin saber por qué, en ese alarde a veces de iluso engreído, a veces de artista opaco, siempre sensible en ese mundo interior que nos domina sin saberlo.

Dos de ellos nacieron de la nada, por arte de prestidigitación, birlibirloque o inspiración de las musas, ambos con desenlaces duros, quizá en reflejo de lo que me bullía por dentro en esa etapa, como Aurora conmigo, escrito sobre cuartillas recicladas a la luz de un rayo de luna frente a las playas de Cullera en el verano del 85; o Zaragoza, año de gracia 2051, con un final apocalíptico, por lo cual le cambié el año del título –antes fue 2015–, pues yo mismo me auguraba una desaparición contranatura y violentada, así que retrasé el hecho treinta y seis años con el baile de los dos últimos dígitos, pensando con los benditos veintidós de entonces que mis años de existencia no llegarían a los noventa.  ¿O sí?  Ahora tiemblo.

Otros surgieron por acto inesperado, como El aura del bosque, que se disparó después de leer un poema de Tagore en “El jardinero”; o El regreso al adiós y Una rubia platino, escritos en los ratos calmados que me permitió un trabajo aburrido en Alcañiz; o ¡Qué genio!, ese exabrupto cómico que me surgió después de leer un artículo sobre los niños superdotados y un artículo en la revista Reader Digest sobre cómo fabricar una bomba atómica casera; o Don Manuel, que se pergeñó viendo la película “Nazarín”, de Luis Buñuel.

 Otros respondieron a las llamadas de un concurso, como Línea 38, la del autobús de mi barrio, relato que debía ambientar en Zaragoza para un certamen convocado por el Ayuntamiento de mi ciudad, o como Fusiles al alba (antes titulado …y los fusiles hablaron), para un premio de relatos sobre el fanatismo, convocado por la revista El Ciervo.

Tres responden al deseo de ser escribano de la historia, contando historias reales, como en Epistolario de un oficinista, que relata las peripecias de un compañero de trabajo muy especial y por lo tanto las viví de coprotagonista directo, y en María o en El Grasas como narrador interpuesto, pues cuento historias que me contaron personas allegadas a mí.

Dos de los tres que quedan por encuadrar en su origen responden a peticiones expresas: Severiano, el tenor, es un ejercicio solicitado en un taller literario, y El grito de un milano nació a instancia de la revista sindical de UGT en Aragón, La Voz, para loar la obra de recuperación de Ligüerre de Cinca, un pueblo abandonado del Pirineo aragonés que habían convertido en un centro vacacional para los afiliados.

La casa digna tiene un motivo preferencial: el homenaje a mi escritor preferido, Gabo, Gabriel García Márquez, tomando prestado su estilo personal para lograr aprehender lo que con él destila este premio Nobel.  Había leído con fruición sus obras mayores y unos cuentitos, de los que guardé especialmente “Ojos de perro azul”.

Son dieciocho relatos (se han quedado dos en el cajón), a modo de mayoría de edad, que recojo y presento como cierre de una etapa que abarca desde mi inicial intento hasta el comienzo de mi primera obra con intención de ser escritor, la novela El embrujo de una rubia platino.  Algunos de ellos se integraron en mi bautizo editorial, de 1993, que el editor, Juan Leonardo Decuzzi, quiso titular Epistolario de un oficinista, publicación nacida en Santos Lugares, un barrio del municipio Tres de Febrero del Gran Buenos Aires, casi al abrigo de Ernesto Sabato, quien me envió una entrañable carta que guardo como la camiseta firmada por Maradona.  Incluyo las palabras que en su presentación pronunció la escritora Eva Esquivel y mi réplica correspondiente. Nelly Quintás me regaló un retrato a carboncillo tomado de la fotografía de contratapa, en el que me rodea una imagen de Esther a mi lado, sendas imágenes de Zaragoza, El Pilar, y del pueblo de Caseros, así como de Cervantes, Sabato, Borges y García Márquez.

Titulo esta recopilación Arañazos porque en otro intento de publicación, allá por 1986, así la titulé y así la mantengo en mi memoria literaria.

Con muchos recuerdos…

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