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Reseña de Un cuento para Petronila (Cris Bernadó)

Reseña de Un cuento para Petronila (Cris Bernadó)

ARAGÓN NACIENTE PARA SU PRIMERA REINA 

El subgénero novela histórica une dos términos que marcan un contenido especializado, a veces de trazo gordo para alguno de los dos.  Un cuento para Petronila, de Cris Bernadó, usa el nombre de la primera reina que tuvo la unificación del reino de Aragón con varios condados catalanes bajo un mismo gobierno monárquico que más adelante se dio por denominar Corona de Aragón.  Nos situamos en el Medievo, a lo largo del siglo y medio inicial de la llamada Baja Edad Media, cuando en el hoy territorio europeo salíamos del oscurantismo que siguió a la caída del Imperio Romano, 600 años nada menos.  En ese inicio, año 1035, por dar la fecha en que Ramiro I, considerado como primer rey aragonés, toma el liderazgo de tierras y gentes del condado de Aragón, agregándole los de Sobrarbe y Ribagorza por la muerte de su hermano Gonzalo sin herederos, podemos localizar el comienzo temporal de la novela de Cris Bernadó, aunque le dedica más atención a los hechos que suceden desde el reinado Sancho I (1063-1094), sucesor del anterior nombrado, en adelante (hasta 1157).  Es decir, la trama se desarrolla en los cien años anteriores a su reinado; el título precisamente hace referencia a la narración que Petronila pudo recibir como parte de su formación para vivir el difícil rol que el destino le puso por delante.  Petronila matrimonió con el conde de Barcelona, Ramón de Berenguer IV, intitulado por ello Príncipe de Aragón, de tal manera que se produjo esa unión territorial, expandida durante casi seis siglos (hasta la guerra de Sucesión finalizada en 1711) por el Este peninsular llegando más allá de la actual Grecia (esos dominios mediterráneos se repartieron entre las naciones que ayudaron a Felipe V de Borbón para ganarle el trono al archiduque Carlos).

La novela que nos ocupa es esencialmente una narración de intrigas palaciegas, disputas, guerras y conquistas en ese tiempo del Medievo, con el inusual hecho histórico en la Iberia del enfrentamiento entre cristianos y musulmanes en la llamada Reconquista.  Este argumento narrativo ha sido habitualmente protagonizado por hombres: los reyes, nobles y señores, dirigentes y dominantes de los territorios en aquella sociedad feudal.  En esta novela, siguen siendo los hombres los protagonistas oficiales de esas peripecias porque así se contó en los documentos y, probablemente, así fuera en realidad.  Además, Cris demuestra fidelidad a esa Historia para confirmar esa segunda pata del sintagma ‘novela histórica’.  Pero cuando entramos en la primera, los hombres se quedan en un segundo plano, y salen a cumplir un rol predominante las mujeres, en especial Sancha y Talesa, de existencia auténtica, y Orosia y Ava, de configuración ficticia, licencia que esa palabra de ‘novela’ concede a la autora para llenar huecos en la intrahistoria no contados en los oficialismos y que se nutren del imaginario de quien dibuja la narración.  Ahora bien, todos los personajes, incluso los supuestos antagonistas, incluso los hombres también, son tratados con un respeto máximo y delicado, estableciendo perfiles que responden, paralelamente, a investigaciones y apuntes creativos, tal cual hacen los buenos ejemplos del género.

Entrando en materia, recorremos desde una visión escrupulosamente femenina el crecimiento de los hombres que fueron llamados a protagonizar esa incipiente historia de Aragón, con sus avatares familiares, vividos como hijos, maridos y padres, y personales, más psicológicos, que siempre son mejor observados desde un balcón de mujeres, ya que saben encontrar con más profundidad las ternuras, los dolores y los amores, sin que por ello muestren ninguna de las protagonistas cobardía o distancia ante los duros hechos de gobierno o guerra que son contados en sus páginas.

Utiliza Cris Bernadó una estructura combinada de voces, principalmente de Talesa y Orosia, con una narración delicadamente omnisciente que muestra a los personajes sin dominarlos.  Talesa es sobrina carnal del rey Sancho Ramírez, y Orosia, su amiga, una dama de la Corte.  Sus puntos de vista detallados nos van relatando especialmente las intrigas de Sancha, viuda, también tía de Talesa por ser hermana del rey, que parece ser quien verdaderamente gobierna en el interior del reino, protegiendo los intereses familiares con uniones matrimoniales y ciertos actos nada glamurosos.  Acompañamos episodios de amor, maternidades truncadas y atenciones personales entre los protagonistas, que demuestran la sensibilidad de la autora para encontrar entre esos hechos bélicos y oscuros una muestra de que los seres humanos siempre somos regidos por las emociones y sentimientos hacia los allegados.

Demuestra la autora gran pericia en el manejo de los recursos narrativos que utiliza para dejar la huella que pretende: una visión diferente, propia, de un pedazo de la Historia de su tierra que ha sido contado muchas veces, pero nunca como ella nos lo presenta.

Las últimas cincuenta páginas, en voz de la entonces ya viuda Petronila, recluida en ese hoy idílico enclave gerundense de Besalú cuando su hijo Alfonso había tomado las riendas del reino, contienen una reflexión sentida y sutil  puesta en boca de aquella mujer que a los trece años se convirtió en una reina y se supo fiel cumplidora de su destino.

Noviembre de 2021

José Antonio Prades

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