Ayúdame a mandar bien, Preámbulo
Acostumbran, la mayor parte de las veces, los que desean conquistar la gracia de un príncipe, acercársele con los presentes que le resulten más queridos... Así pues, deseando ofrecerme a Vuestra Magnificiencia con un testimonio que pruebe mi acatamiento, no he encontrado, de entre cuanto poseo, cosa alguna de más valor y aprecio que el conocimiento de las acciones de los grandes hombres, cosa que he aprendido tras una larga experiencia...; estas acciones, habiéndolas examinado yo largamente y con todo cuidado, os las envío ahora a Vuestra Magnificiencia, condensadas en este pequeño volumen.
Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, Ed. Orbis, 1982
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El progreso es decidir, errar, corregir y mejorar
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BREVE PREÁMBULO
¿Cómo aprender a mandar?
Aquí va una historia de un hombre que quiso aprender a mandar bien. Es una historia de un hombre modesto, a quien su propia duda le hace fuerte. Duda sobre si sirve para mandar, pero no se queda en ella y busca la respuesta. Encuentra un acompañamiento noble y descubre nuevos caminos. Las novedades son reveladoras, provocan el cambio que siempre hace crecer, pero el desarrollo no es fácil, ocasiona sufrimientos y superarlos nos hace fuertes.
¿Cómo enseñar a mandar bien?
Esta es también la historia de un hombre que quiso enseñar a mandar bien. Antonio es un aspirante a consultor interno de Recursos Humanos, que cree en que la ayuda para cambiar es posible, que puede encontrar puntos de apoyo para mover el mundo de la gestión de equipos. Y su palanca es la ilusión por una tarea nueva... ¡Qué interesante escribir la palabra ilusión para una actividad empresarial! Más interesante si cabe cuando la tarea es prestar ayuda sin esperar nada a cambio.
¿Cómo mandar bien?
Esta es la historia de dos hombres que alcanzan un camino común para crecer desde la valentía de saberse ignorantes.
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