7º Bocadito de cine - Guillermo del Toro, un fauno
En este día que tanto brilla en el calendario, comenzaremos diciendo que en la lista de autores contemporáneos, y con autor me refiero a aquellos artistas con un mundo propio, con sus características temáticas y obsesiones, con sus rasgos idiosincráticos que hacen que puedas diferenciar una obra suya con sólo ver un fragmento, tendría que estar obligatoriamente, por no decir en los primeros puestos, Guillermo del Toro, un director, guionista y novelista mexicano, nacido en Guadalajara, en 1964. Viendo a una hombre vestido con ropa intrascendente, cómoda, deportiva, nada llamativa, de aspecto frágil y con unas gafas de contable nadie diría que nos encontramos ante uno de los hombres más cotizados de la industria del cine, al que caracterizan por su especial espíritu de bondad.
Destaca de sus inicios que empezó a filmar ya de niño, a los siete años, con una cámara super 8. Formó muy pronto su propia compañía, Necropia, antes de ser el productor ejecutivo de su primer filme, a los 21 años. Fue cofundador del Festival de Cine de su ciudad.
Previo a hablar de su labor como cineasta, contaré que es el autor de la Trilogía de la Oscuridad, saga de novelas que él mismo adaptará en forma de serie televisiva y que saldrá este verano. Otra actividad llamativa es la producción de un videojuego, titulado INSANE, que estaba previsto lanzar hace aproximadamente un año, pero fue cancelado, aunque el propio del Toro no lo da por anulado.
Como cineasta, es director, productor y guionista, facetas que ha multiplicado en varios filmes, para dejar en ellos una impronta muy profunda de su mundo interior. Resalto de sus películas las siguientes:
Cronos, estrenada en 1993, que le supone su primer galardón,el Premio Ariel a la Mejor Película.
Tuvo que espera a El espinazo del Diablo en 2001, para volver a escuchar buenas críticas hacia su trabajo.
En 2002, dirige la segunda parte Blade, de ciencia ficción y Hellboy en 2004, recreación del cómic con el mismo héroe de protagonista
En el 2006, llega su más grande logro hasta el momento con El laberinto del fauno, objeto especírico de un Bocadito anterior, por la cual recibe innumerables premios, entre ellos tres óscar menores.
En 2007, produjo una de las cintas de terror más aclamadas del año: El Orfanato.
En 2008 dirige la secuela de Hellboy, Hellboy 2: El ejército dorado, logrando un éxito más para su carrera.
Y en 2013 ha estrenado Pacific Rim, un gran éxito con espectaculares efectos especiales.
En las películas de Guillermo del Toro se encuentra la realidad disfrazada de cuento de hadas, en un marco tétrico y oscuro, con el miedo siempre acechante y el terror como ventana directa al mundo; y casi todo visto de la perspectiva del niño. Porque son los niños los que creen en la magia, y por tanto los que la ven; y no sólo los niños como personas de corta edad, que sí, son recurrentes en toda su filmografía (Ofelia en El laberinto del fauno, Chuy en Mimic, Carlos en El espinazo del diablo…), sino también su actitud y predisposición, la misma que puede palparse en Pacific Rim, cuyo mayor prodigio fue poder despertar al infante que llevamos dentro con una premisa simple y un argumento sin mucho misterio. De la misma maneja que los engranajes del artilugio de Cronos giran y funcionan con eterna eficacia, la inocencia de estos niños se pierde y comienzan a tontear con la corrupción y la violencia. Así, Ofelia come de la mesa del Hombre Pálido, Chuy se adentra en los lúgubres túneles abandonados del metro y Carlos se tambalea frente al mismo destino que el fantasma de Santi.
Sus trabajos incluyen frecuentemente monstruos o seres fantásticos. Del Toro siempre ha afirmado estar enamorado de los monstruos: «mi fascinación hacia ellos es casi antropológica... los estudio, los disecciono en algunas de mis películas: quiero saber cómo funcionan, qué aspecto tienen por dentro y cómo se comportan». También tiene una lista de otras cosas que le fascinan y que se han convertido en piezas habituales de sus películas: «tengo una especie de fetichismo por los insectos, la relojería, la maquinaria y los engranajes, monstruos, lugares oscuros, cosas sin nacer...»
Los mundos que del Toro crea quedan plasmados en sus cuadernos, en los que registra sus ideas, conceptos, símbolos y dibujos. Porque lo visual cobra importancia en su obra, las atmósferas y los entornos son personajes más de la historia, y la narrativa visual adquiere mucho peso. Cronos es casi una película muda, y tampoco son necesarios los diálogos para entender la progresión y las decisiones de los personajes. Para ello el mejicano encuentra inspiración en Goya, con quien dice conectar visceralmente, y sobre todo, en los simbolistas como Rops, Redon, o Böcklin, por su capacidad de sugestión y en cómo hacían que una obra aparentemente superficial ocultara profundos significados. Él lo llama la "proteína del ojo", la lengua de figuras y símbolos que transmiten el verdadero mensaje de sus películas. Se rige por la máxima de crear algo hermoso a partir de lo grotesco, y así nos llegan las imágenes del árbol muerto o el salón del Hombre Pálido de El laberinto del fauno, las estampas que se pueden obtener de cualquier escena de Hellboy o los decrépitos hangares de jaegers [yeigers] de Pacific Rim. Y eso mismo ocurre con sus criaturas, hermosas a partir de su monstruosidad. En estas creaciones Guillermo del Toro bebe de los grandes exponentes de la literatura de terror, como Shelley, Poe, Machen o Lovecraft (de hecho, el sueño del director es adaptar la novela En las montañas de la locura de este último, cosa que casi logró hace dos años).
Para concluir, una frase bastante autodefinitoria y muy misteriosa, como la mayoría de sus personajes, que coloca en boca del Fauno: "He tenido muchos nombres. Viejos nombres que solo el viento y los árboles pueden pronunciar".
Este espacio cuenta con el respaldo de la Escuela de Cine Un perro andaluz y con la colaboración de la tertulia Habladores de Cine.
Te deseo paz y alegría serena.
¡Hasta pronto!
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