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Reseña de Nada es como tu nombre en Heraldo, por José María Ariño

Reseña de Nada es como tu nombre en Heraldo, por José María Ariño

Los laberintos del amor

               Leer el último libro de relatos de José Antonio Prades es sumergirse en los oscuros laberintos del amor, en los vericuetos más profundos e inefables de unos sentimientos que son la expresión de otras realidades y que nos reconcilian con lo universal. Todo esto   y mucho más puede encontrar el lector en Nada es como tu nombre, último libro del escritor zaragozano, publicado recientemente con el subtítulo Cuentos inauditos de amor y enamorados. Porque es precisamente el amor el hilo conductor de siete relatos que conforman un entramado casi mágico y nos transportan al ámbito oculto de la espiritualidad y a las esferas más ocultas de la pasión y sus manifestaciones.

               Desde el primer relato hasta el último la prosa de José Antonio se desliza suave, cadenciosa, sugerente y es como un hechizo que cautiva por su sensibilidad y su aliento poético. Como un caleidoscopio sentimental, desfilan ante el lector toda una gama de sensaciones: ternura, sensualidad, pasión, idolatría, grandeza, apego y luz, esa luz interior que ilumina los sentimientos y da vida a los recuerdos más íntimos. El relato El Zayn –punto del Universo que aglutina todos los amores del mundo– anticipa las claves de los demás: los desgarros del amor y el desamor, la evocación de los sentimientos y vivencias de la infancia y juventud, el halo espiritual y esotérico, la influencia de Borges y el peso de los recuerdos de la Zaragoza de los años de la transición, desdibujados por el paso del tiempo. Precisamente la zayn o zayin es la séptima letra del alfabeto hebreo y se representa con el número siete, un número mágico y uno de los símbolos preferidos por el autor.

               La huella de Borges con su cuento El Aleph está presente en El Zayn en los amores convulsos de Lola, mujer decidida y conquistadora, cual un donjuán femenino, y personifica a la inolvidable Beatriz Viterbo, que cautivó al escritor argentino. El género epistolar y la alternancia de puntos de vista entretejen el primer relato cual un tapiz en el que confluyen alusiones literarias, evocaciones de la infancia y experiencias amorosas truncadas. Se descubren        nuevas formas de amar en Alquimia de Amor, un relato que comienza en esa “guarida de sensaciones de la Ciudad Jardín y que trenza una relación en la que los protagonistas salen de la caverna de Platón y comparten sentimientos de dolor, traición y esperanza. Los recovecos más íntimos del amor brotan del corazón de Ramón en La casa de la india, donde su relación con Rosario va más allá del encuentro sexual en un burdel. El respeto al cuerpo de la mujer, en la línea hinduista del sexo tántrico, se alía con la espiritualidad.

               El protagonismo de las mujeres es un aspecto importante en los relatos de José Antonio Prades. Así, en La otra y yo, la protagonista se desnuda interiormente y confiesa con un desdoble de personalidad su conflicto amoroso entre su padre y Darío. Las palabras de Ángela, otra de las grandes mujeres, que plasma el autor en Amores largos, uno de los mejores relatos del libro, abren un inquietante horizonte para la reflexión, la memoria, el recuerdo, la vida de la pareja y las vivencias de los padres en una época difícil: “Ángela me hizo ver que quizás nada es lo que parece y precisamente lo que no parece es la realidad”. Una realidad que se transforma en alegoría en La vida en siete, con ese simbolismo inquietante y reiterativo, y que se encarna de manera real y como eco autobiográfico en Esther cuenta, relato inquietante en el que, cual un amor quevedesco más allá de la muerte, la amada conversa con el amor de su vida desde la otra orilla y desafía a la dama del alba con serenidad y sin miedo.

               Nada es como tu nombre es un tesoro de relatos para disfrutar, reflexionar y descubrir nuevos senderos del amor, nuevas experiencias, nuevos reencuentros. Porque la vida es como un laberinto en el que el azar juega un papel esencial y el amor deja una huella profunda cual mensajero de los dioses. 

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