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Molintonia

Libro VI - El embrujo de una rubia platino, Reseña

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Corría el año 1988 con dos antecedentes a la idea de esta novela: el relato Una rubia platino y el artículo Los gritos de un milano que entonces se titulaba “Los fantasmas de Ligüerre”.  Tras enviar al periódico sindical de UGT en Aragón, La Voz, ese artículo, el secretario de Comunicación del sindicato, a la sazón director de la revista, me propuso publicar una novela por entregas, al modo que estaban publicando las memorias de un sindicalista histórico.  Ante la petición, las musas me llevaron a desempolvar el relato mencionado y alargarlo con historias de un donjuán a quien nunca se le acabarían las conquistas femeninas, todas ellas con enjundia cómica y cierta vis esotérica.  Empecé a trabajar en el asunto elaborando el preludio desde aquel relato inicial de la rubia, pero estaba visto que la cuestión no hacía ni pajolero encuadre con la línea de la revista y, con un silencio alargado por los siglos de los siglos, me quedé a las puertas de convertirme en un literato a golpes mensuales con historias de seducción.

Pero el empuje no se detuvo.  Igual que al protagonista le lleva hasta un destino sorprendente, a mí me transportó hasta la creación paulatina de la novela que acompaña esta introducción, titulada “El embrujo de una rubia platino… por el alma de don Juan”.  Me subyugó ese mito literario que sólo conocía de las lecturas colegiales:

 ¡Ah! ¿no es cierto, ángel de amor,

que en esa apartada orilla,

más pura la luna brilla

y se respira mejor.

 Andaba también con incursiones por temas esotéricos y me habían felicitado varias veces por mi relato cómico “¡Qué genio!”.  Así se fundieron estos ingredientes en un almirez y fue naciendo, con parto largo, mi primera criatura de la raza novela.

Ocupé año y medio en estas páginas, desde el último trimestre de 1989 hasta el primero de 1991, mucho de ese tiempo dedicado a leerme más y más veces el “Don Juan” de Torrente Ballester, de quien tomé prestado el nombre de Sonja y ese tono entreverado de realidad y ficción, así como más Donjuanes, como los autóctonos de Tirso y de Zorrilla, los extranjeros de Molière y de Byron, además del Don Giovanni operístico de Mozart.

Ha sido una novela de ir y venir por editoriales y concursos, que ha sido trabajada y trabajada, corregida hasta la saciedad, incluso tiene otra versión que ambienté en Madrid –con un par de viajes del protagonista a Zaragoza, por supuesto–, con un protagonista al que cambié el apellido por Mejía, el rival de don Juan en la obra de Zorrilla.

También quise reflejar en la obra mi admiración por Federico García Lorca y sobre todo su teatro, haciendo a Nuria, la mujer del capítulo central y más largo, protagonista de los dramas Yerma y Mariana Pineda.  Y el mismo año que finalicé la primera versión (1991), se estrenó la película “Don Juan en los infiernos”, de Gonzalo Suárez, que me animó a provocar algunos cambios hacia un tono melancólico y grotesco.

En mi deseo e imaginación incluso tuvo actores y actrices asignados a la película: Miki Molina para don Juan, Maribel Verdú para Nuria, Victoria Abril para Sonja, Charo López para Dulce, Jacqueline Bisset para Teresa y una aún más imposible, Marlene Dietrich, para la rubia…  Soñar es gratis y los sueños, sueños son.

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