La RSC y RRHH
Desde que un tal Mayo (qué bendito apellido para un hombre cuya labor trajo aroma de flores) hizo unos experimentos sociológicos que demostraron que es más eficiente provocar sensación de equipo autónomo que mejorar las condiciones físicas y ambientales de trabajo, la evolución de las teorías me confirman algo interesante. Nos quejaremos mucho de la despersonalización de la tecnología, de la globalización, pero la realidad es que nunca antes como ahora se predica sobre la importancia de las personas en los procesos de la empresa. Y hablo de todas las tipologías: clientes, empleados, proveedores y ciudadanos en general.
Quiero decir que se propugna, y parece que se quiere cumplir, que atendamos bien al cliente, que hagamos ganancia mutua con el proveedor, y que tratemos a nuestra gente como si fueran accionistas que han invertido su talento en la empresa para que se les permita ‘engordarlo’ como querría que hiciéramos con su dinero cualquiera que compra nuestras acciones. Esto es amor al prójimo, ¿no? Qué gran salto desde la esclavitud hasta la gestión del talento.
Me agrada estar viendo esos enfoques. Todos se visten de la necesidad de ganar más dinero, pero curiosamente sus métodos no son nada materialistas, sino voy a decir que “cuasi-espirituales”, como por ejemplo la teoría del win-win para la negociación, que ganemos los dos. La mayoría de las personas en el mundo civilizado trabajamos en empresas. He hablado en varias columnas, hoy también, de la necesidad de ganar dinero. Démoslo por supuesto, como el valor en la mili. A partir de ahí, no podemos regirnos por ese único objetivo, de tal manera que llegue a convertirse en obsesión y nos mate el corazoncito, que siempre está ahí y no sabemos mirarlo bien.
Desde este punto me voy (sin tener mucho que andar) hasta lo de Responsabilidad Social. Me gusta, me gusta.
Es algo que se oye mucho y que bien mirado es presentar el corazoncito de la empresa en sociedad. A través de la actividad empresarial se puede y se debe participar en el fluir comunitario. Los magnates propietarios ya lo saben desde hace mucho tiempo, pero no se trata de hacer grandes consorcios para presionar a los gobernantes y poder ganar más dinero por más tiempo. Que no, que no. Que se trata de “poner en valor” esas acciones que quizá dispersas parece que no aportan nada, pero si las colocas todas juntitas, se ven más y empiezan a crear sinergias que llenan de buenas prácticas los comportamientos posteriores.
Además, la forma de hacer las cosas (cultura) en una empresa entra dentro de la RS. Los ejemplos y los modelos son nuestros espejos para evolucionar como personas. Por lo tanto, si tenemos empresas que profesan el amor al prójimo (en el modo explicado líneas más arriba), existirán muchas más probabilidades de que sus componentes se comporten de esa manera. Ahí encuentro entonces una mayor importancia en la RS. Los modelos empresariales influyen también en los comportamientos de la sociedad, ¿o no?
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