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Hablando del eurocampeón, líder y talento

José Carrascosa es un psicólogo deportivo, director de la web sabercompetir.com, en la cual ha publicado un artículo sobre las razones del éxito de la selección española en la Eurocopa. Coincido en gran medida con su opinión y elijo dos de los conceptos expresados para sazonarlos con un poquito más de pimienta: líder y talento.

Me he sorprendido gratamente cuando he visto el adjetivo  “solidario” calificando al sustantivo “talento”. Carrascosa opina que, una de las razones del éxito conseguido radica en la solidaridad, incluso habla de la humildad del talento en la victoria. Generalmente, se ha dado al talento una inspiración o adjudicación individual, y además, a la persona talentosa se le suelen agregar ciertos rasgos como arrogancia, soberbia, egocentrismo… porque desde su atalaya de la diferenciación superior en rendimiento tienden a convertirse en personas consumidoras de idolatría, lo que limita su atracción y, por tanto, su capacidad de convertirse en modelo. Todo lo contrario sucede con la selección española de esta Eurocopa.

El talento se ha puesto al servicio del equipo, hasta el punto de que el mejor jugador, Xavi, ha sido uno de los que más distancia ha recorrido durante los partidos. El talento, así, deja de ser una finura que desprecia el sudor, y se une al esfuerzo, y se coloca al servicio del proyecto.

“Talento solidario”, sí, señor Carrascosa, una excelente delimitación que coloca el concepto en su máxima valía. Es la evolución del talento individual hacia el talento colectivo, convirtiendo al equipo en una “persona” que se ha movido como un ser único.

Nadie ha destacado y todos han sido objeto de reconocimientos.

La gloria no ha recaído en uno o pocos elementos, sino en los veintitrés elegidos. Incluso hasta el único que no jugó, Palop, tuvo su instante de repercusión al enfundarse el jersey del mítico Arconada. Ninguno de ellos por encima de los demás y cada uno con su hecho destacado.

Y esa asunción del liderazgo en cada momento dentro del campo, lo que diluye y a la vez engrandece esa cualidad, no provoca ninguna duda en la búsqueda del líder del equipo. ¿Alguien podría pensar que un líder tuviera poca habilidad en la fluidez comunicativa,  deficiente imagen personal, métodos heterodoxos, graves discrepancias con su jefe, cambios de humor y de opinión en breve espacio de tiempo? Pues sí, éstas podrían ser pistas para encontrar a Luis Aragonés.

¿Cómo puede entonces ejercer esa atracción hasta el punto que declara José Carrascosa: “Nadie ha cuestionado sus directrices o métodos. Él ha dicho “por ahí”, y nadie ha dudado, yendo todos en esa dirección”?

Han sido dos rasgos en su máxima expresión, tan acusados que han anulado aquellos otros que podrían haber resultado un lastre.

El primero, la fe en sí mismo, creer y creer, transmitir y transmitir que el camino elegido es el correcto. El segundo, la sabiduría para elegir ese camino; sabiduría, que no conocimiento. Sabiduría como culminación de una experiencia que convierte las teorías en certezas, y que las elige desde lo que parece (y no es) más intuición que racionalidad.

Luis eligió nadar contra corriente desde la soledad del líder baqueteado por romper esquemas. ¡Qué mérito tiene y qué admiración (también envidias) provoca que un hombre de 70 años triunfe apelando a la juventud y a la ruptura con el pasado! Un hombre solitario y taciturno en el proceso y en el laboratorio, pero que ha destapado su humildad y su enorme ilusión interior cantando y bailando en la celebración del éxito…

Talento solidario, colectivo… líder sabio, humilde… receta para cultivar el éxito, cultivar, cultivar, cultivar… para que haya más cosechas fructíferas en el futuro. “Plantar, que no construir” (Paulo Coelho).

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