Blogia
Molintonia

Talento (atracción, retención y gestión)

Me hablan de un joven de 23 años. Se llama Eduardo y nació en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza). A los cuatro años, la familia se trasladó a la capital de la provincia y él empezó a estudiar en La Salle. De niño, tuvo ciertos problemas de aprendizaje que le ocasionaban retraso en el colegio. Un cariño especial en su casa, unido a la disciplina en el cumplimiento de las obligaciones, le facilitó alcanzar y superar el nivel correspondiente a su curso. Finalizó EGB con Bienes y algún Notable.

Al terminar primero de BUP, aprovechando un movimiento familiar, se marchó a Sao Paulo, donde vivió tres años en los que se embebió de la cultura brasileña, y donde aprendió a ser autónomo en un entorno que tuvo que convertir de hostil en favorable.

Empujado por el ambiente propicio a la movilidad geográfica de su familia, se marchó solo a estudiar en Nueva Orleans la carrera de Ingeniería, para lo que debió perfeccionar su inglés con cursos intensivos y sufrir noches en vela intentando descifrar los libros técnicos.

Como no encontró el apoyo necesario en esa Universidad, logró aprobar como pudo ese primer curso y, por decisión propia, decidió cambiar a Nueva York. En un ambiente más hispano, se sintió mejor integrado, aprendió el inglés y también el spanglish. Además, dispuso de un tutor personal en la Universidad, que siguió muy de cerca tanto sus resultados académicos como sus experiencias personales.

En los veranos, combinaba los viajes a España, a Sao Paulo, con estancias en Miami, donde, además de realizar cursos orientados a la gestión de empresas, trabajaba como botones en un apartotel de Palm Beach. También en uno de esos veranos, consolidó sus conocimientos de idiomas (inglés, francés y portugués) con los títulos acreditativos para enriquecer su currículum.

Hace un año, Eduardo finalizó sus estudios. Confeccionó su currículum y lo envió a empresas americanas que tuvieran proyección internacional.

Mientras tanto, alguien le recomendó realizar un master en ingeniería para consolidar su titulación profesional:

- “Gracias por el consejo, pero si hago un master en ingeniería apuntaré a ser el mejor ingeniero. Si curso un MBA, apuntaré a ser el jefe de los ingenieros”.

Recibió llamadas de cinco empresas que le propusieron realizar entrevistas. Descartó amablemente dos de ellas y se preparó a conciencia para las otras tres recabando información de cada una.

La segunda en orden de convocatoria le citó en segunda instancia, ya en la sede de la empresa, Chicago. Le enviaron el billete de avión y en el aeropuerto le esperaba una limusina.

Salió con una oferta de trabajo que le incluía en un programa de Desarrollo Directivo durante los seis primeros meses de su vinculación a la compañía.

Hoy, apenas realizado ese programa, acaba de recibir una propuesta de su jefe directo para trasladarse a México, D.F., ocupando un cargo de adjunto a la dirección de una planta de la compañía, con una oferta que incluye un 30% de aumento más un 20% de pago variable, un apartamento amueblado en la zona que elija, vehículo de la empresa a su disposición, y en el aeropuerto le esperará una limusina.

Ya ha encargado la mudanza y está haciendo las maletas.

Hay rumores de que la empresa quiere abrir una planta en Sao Paulo y ningún directivo actual conoce la cultura del país ni habla portugués. Más rumores indican que probablemente se produzca en el 2010. Eduardo piensa ahora en matricularse en el MBA de la Universidad de Stanford. Quiere pagarlo de su bolsillo.

Reviso el título del artículo y lo cambio por el que usted ha leído.

0 comentarios