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Cómo se hizo y otros aspectos sobre Silvana y otros relatos

Cómo se hizo y otros aspectos sobre Silvana y otros relatos

Esta novela ha resultado ganadora del III Concurso Literario "El Trallo", convocado por la Comisión de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Grisén (Zaragoza), edición de 2016.

Escribí esta novela corta entre finales de 2014 y principios de 2015, aunque su idea me empezó a surgir en el año 2009, cuando conocí la historia de una muchacha nicaragüense, sobre la que a través de su madre escuchaba cómo estaba siendo seducida por un grupo de chicos mayores. Tenía doce años, ya desarrollada como mujer preciosa de ojos verdes y se llamaba Silvana. En principio, quise escribirla a modo de diario de adolescente que cuenta su vivencia del primer amor intercalando otra voz que narra la historia desde otro punto de vista, inspirado en el Diario de Ana Frank con el tono ingenuo de El niño con el pijama de rayas... pero al ponerme al teclado surgió lo que así queda.

Estuve dudando sobre el título con variaciones sobre Silvana a secas, o Silvana, la puta, o Silvana, la virgen. La razón de estos dos calificativos se descubre en el mismo párrafo de la novela y es curiosa.

Soy seguidor de un escritor de culto, Carlos Castán, y su primera novela, ‘La mala luz’, fue libro de cabecera mientras escribía mi texto.

Recibí el consejo de cuatro amigas para ir centrando el argumento, sobre todo aquellas escenas en las que para contarlas correctamente es necesario haberlas vivido. 

No suelo planificar en papel mis argumentos, así que la trama va surgiendo conforme voy escribiendo, si bien es cierto que en esos cinco años entre la idea y la culminación se van acumulando ideas que unas veces cuajan y otras se difuminan en el limbo. Confieso que me estremecí con algunos pasajes como si hubiera sido otro escritor quien me ofreciera leer la obra, porque iba apareciendo una historia atroz con esa banda criminal que lidera un sacerdote y que se cierra con dos asesinatos tapando uno de los delitos más execrables del ser humano.

Los otros diez cuentos tienen peculiaridades llamativas como el de La llave, que encierra en poco más de doscientas palabras un buena dosis de terror psicológico.  Disfruto probando voces y estructuras, no me ciño a corsés en la hechura de cada historia, por eso hay temas y extensiones variadas en ellos.  Van desde lo cómico en Misa funeral, con un desarrollo de una historia de infidelidad a la vez que se vive la liturgia católica, hasta la descripción del amor con un tono poético (poema incluido) en Nada es onírico. Aparece un toque erótico en Cita en Nochebuena, cuya tensión se marca porque en un lado se está preparando la típica cena familiar y en otro hay una espera del amante para una intensa sesión de sexo.  La cajita de latón descubre entresijos familiares, ocultos por más de cincuenta años, Causas sobrenaturales transita por una pendencia rural hasta llegar a un trasunto esotérico, Espectros es un monólogo interior de una mujer que planifica una venganza, y los tres restantes El lápiz de labios, En Salou, Eva y El ictus y el amor parten de hechos autobiográficos que me emocionaron al recordarlos mientras creaba los relatos. 

En fin, todo un collage estimulante para vivir las sensaciones que nos da la existencia en este mundo dual de amor y odio, guerra y paz, cobardía y valor, realidad y quimera, sosiego y pasión…

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