Ensayo sobre la obra Dogma socialista, de Esteban Echeverría

Análisis sobre la relación del arte y la vida, tan característica del período romántico, reflejada en esta obra del autor argentino, reflexionando sobre la transformación social que tiene la literatura a partir de esa declaración.
¿Puede la literatura cambiar conciencias? Quizá sea esta una de las cuestiones más relevantes que se debaten sobre el arte y, por ende, sobre la literatura desde el mismo momento en que se inventó la expresión escrita. Hablar de conciencia supone la objetivación del pensamiento, que se trata más bien desde la Filosofía, pero que siempre tiene su base literaria, como igualmente la tiene la Historia. El arte forma parte de la vida gracias a la creación de los artistas. Definimos arte como la transformación de la naturaleza para elevar el significado de la composición creada. Y debemos hablar también de la funcionalidad del arte, es decir, la funcionalidad de la literatura, que es la principal ocupación de este ensayo. Como nos centraremos en el texto del Dogma socialista —entendámoslo como texto literario por sus características que expondremos—, de Esteban Echevarría, puede convenirse que su funcionalidad es la de enardecer un sentimiento para influir en la acción social y política.
Dogma socialista es una proclama con declaración ideológica, redactada por el citado Esteban Echeverría, escritor y activista político argentino del siglo XIX, iniciador del movimiento romántico en su país. Militó en asociaciones y partidos de la ideología socialista, liberal y unitaria, enfrentado, incluso violentamente, contra las facciones opuestas, de lo que es muestra literaria su afamado relato El matadero. Dogma socialista Fue publicado en el diario Iniciador, de Montevideo, con el título de Código o declaración de los principios que constituyen la creencia social de la República Argentina (Sosnowski, 1987, p.321) y en 1846 adopta el título definitivo de Dogma Socialista de la Asociación de Mayo (Sansinena, 1946), conocido desde entonces por el título abreviado Dogma Socialista. Recoge el “credo político con que la juventud de Buenos Aires se preparó a la vida pública en 1837” (Alberdi, citado por Sansinena, E. 1946).
Se estructura en dos partes bien diferenciadas. En el texto manejado, procedente de la segunda publicación, se inicia con un prólogo en el que el propio autor explica con contundencia (“nunca fue nuestro ánimo aferrarnos en un sistema exclusivo, y condenarnos a la inmovilidad”, “no tendríamos embarazo alguno en adoptarla y preconizarla con igual empeño”) los objetivos y contenidos del escrito, adjudicándose una amplitud de miras que no contemplan los “partidos de su país”. Y se erigen —los componentes de su grupo Joven Generación de la Argentina (Salcos, A., en prólogo a Dogma socialista, 1940)— en fervientes defensores de su verdad, hasta el punto de que declaran su sumisión a aquella otra “bandera más alta y legítima” como “regeneradora de la patria”. A continuación, en su primera parte, presenta, a modo de manifiesto, cuarenta y dos puntos, un lenguaje directo, en segunda persona del plural (“alzaos”, “romped esas cadenas que os oprimen”, “fraternizad y orad”), donde impulsa a la acción contra la opresión. Menciona “he aquí el mandato de Dios”, amenaza con “anatema” a quien incumpla esos principios, y culmina con varios “Glorias”, también a modo de repetición retórica y usando lenguaje religioso que pretende indirectamente dar justificación al mensaje con esa velada referencia al cielo o la salvación (gloria) y al infierno o condenación (anatema). Vuelve a usar la repetición en varias ocasiones como elemento retórico de la soflama, por ejemplo en el subapartado III. Fraternidad, Igualdad y Libertad: “No hay igualdad donde la clase rica se sobrepone… Donde cierta clase monopoliza los destinos públicos… Donde… Donde…” (p.119). Una segunda parte, mucho más extensa, comienza con una enumeración de lo que denomina “Palabras simbólicas”, pero que también contienen frases o expresiones completas, quince en total, que irá una a una detallando y explicando, mientras mantiene el mismo tono aludido en la primera parte. Es un lenguaje ampuloso (“La religión, moralizándolas, fecundará en su corazón los gérmenes de las buenas costumbres”, p.161,” se dirijan a establecer la armonía de los corazones e inteligencias”, p.174) recargado de adjetivos y con referencias cultas (“He dado a los atenienses, decía Solón”, p.165, Regnum meum non est de hoc mundo, les ha dicho su divino maestro”, p.129).
Desde su postura individual, recoge expresiones con referencia colectiva a la Asociación de la Joven Generación Argentina, asignándole creencias y misión: “La Asociación de la Joven Generación Argentina, representa en su organización provisoria el porvenir de la nación argentina” (p.114); y la cita abrogándose el conocimiento de lo que “Ella no ignora” o “Ella sabe” (p.167). Resulta llamativa la personificación del mes de Mayo, varias veces así citado, con el atributo de concepto libertario, dado que el 25 de ese mes de 1810, se declaró la independencia del país.
Es un ejercicio de romanticismo marcado, donde se puntean claramente las caracterísiticas que Pagliai (2005) indica del movimiento: pasión, visión subjetiva, sentimiento de religiosidad, lo local como fuente de inspiración y reivindicación y búsqueda de una expresión nacional. Recordemos que nos encontramos en una reciente emancipación y que este movimiento es traído desde Francia, mientras la madre patria se debatía entre liberalismo y absolutismo tras la guerra de la Independencia.
Saramago (2003), con su mirada a veces triste y pesimista, no le da a la literatura peso en la transformación social: “no tendremos más remedio que reconocer que la literatura no transformó ni transforma socialmente al mundo, y que el mundo es el que transformó y va transformando, y no solo socialmente, a la literatura” (p.68), “ya que el problema está, más crudamente, en que el escritor, regla general, ha dejado de comprometerse” (p.69).
En cambio, más optimista es la visión de Lía Guerrero (2020): “Esta potencialidad de la literatura para plantar la semilla de la duda, el pensamiento crítico y la reflexión es, a mi juicio uno de sus aspectos más enriquecedores”, con la que nos identificamos en mayor medida.
El Dogma Socialista impactó en la enardecida sociedad argentina, Esteban Echevarría se convirtió en un líder al nivel de los generales y mariscales que vencieron a los españoles, y su impronta, recogida esencialmente en el documento revisado, dejó una profunda huella para sentar las bases de una nueva sociedad argentina, emergente en aquel siglo XIX, repleto de esperanza y deseos románticos de libertad, igualdad y fraternidad. Es relevante el impacto que el texto literario, con su marcado estilo y enfocado lenguaje, produce en el lector, sobre todo si se está involucrado en un ambiente tenso de enfrentamiento y activismo sociopolítico.
Referencias bibliográficas:
- Saramago, José. 2003. Literatura y transformación social. REVISTAPSICOGENTE. Corporación Educativa Mayor del Desarrollo Simón Bolívar 2003 No. 11 65-69
- Guerrero, Lía. 2020. La literatura como herramienta de transformación social. Web de Aliar Ediciones (consultada 18/04/2024)
- Echeverría. E. (con Palcos, A).1940. Dogma socialista, edición crítica y documentada. UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA. Biblioteca de Autores Nacionales y Extranjeros referente a la República Argentina. VOLUMEN II
- Sosnowski, Saúl. 1987. Esteban Echeverría. Historia de la literatura hispanoamericana. Tomo II: Del neoclasicismo al modernismo, Madrid, Cátedra, 1987, pp. 315-321
- Sansinena, Elena. 1946 C. H. Pellegrini: su obra, su vida, su tiempo, Buenos Aires, Amigos del Arte, 1946, pp. 260-265
- Pagliai, Lucila (2005). Manual de Literatura Argentina (1830-1930). Universidad Nacional de Quilmes. Colección Cuadernos Universitarios
(texto completo de Dogma socialista)
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