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Libro X - Otros géneros: poesía, canciones, teatro, reseñas y artículos

Libro X - Otros géneros: poesía, canciones, teatro, reseñas y artículos

(puedes descargar este libro en fichero .pdf desde www.3d3escritores.com/prades/obras/otros.htm y en comprarlo en formato papel desde www.bubok.es/libros/213115/Otros-generos )

Sobre Poesía...

Mi primer sueño literario fue ser poeta.  Porque como ya he contado, poesía fue mi primera obra con conciencia de creador, aunque fuera del género épico y en pareados.  Y también porque las musas del amor adolescente me chistaban al oído benditos sentimientos que quería plasmar en palabras derretidas.  Así jugué a enamorar muchachas bellas con letras ordenadas en renglones (a los que ingenuamente llamaba versos), a veces con acrósticos a modo de aparentar un manejo técnico “impresionante”.  Quizá me sirvió para algo, pero lo cierto es que ninguna me lo expresó personalmente.  Después pasé a la prosa poética, pero esa es otra línea argumental que sólo merece la pena mencionar como el inicio que me llevó a escribir ya relatos más largos, algunos tirados a la papelera por empalagosos, dulzones, harinosos…

Repasando lo escrito a modo de poemas, he podido darme cuenta que me muevo hacia ese género en sentimientos concretos; tal como he anticipado, uno de ellos es la expresión del amor, ya sea a mujer concreta, casi siempre, u onírica, soñada o deseada y no palpada, o con amor de padre.  Así los títulos,

 Color de hoja, verde mar

Mi niño, pequeño rey

La luna escapa

Por una estrella

Otro sentimiento, quizá todavía más íntimo, es el de la desazón, la expresión de un estado de ánimo de abatimiento, a veces contra mí mismo, a veces contra el mundo, aunque siempre con esperanza, con la ventana en el techo de la prisión que deja pasar de vez en cuando el rayo de sol que no tapan las nubes.  Trataba de desnudar mi alma con tanto pudor, que aun quitándome la ropa siempre me he dejado cualquier adminículo o postura que me sigue ocultando mis cosas.  Así,

Sensaciones de un desencanto frustrado

Cuando crujen los corazones

 Y por último, en La ceremonia, escrita con motivo de la boda de una amiga, Paloma, inspirado por el relato de sus preparativos y la búsqueda de textos que le proporcioné, aplico cierto estilo narrativo que nunca antes habría usado como hilo conductor de un poema.

 

Sobre Canciones...

En mi búsqueda entre carpetas amarillentas con folios olvidados, he encontrado unas cuantas octavillas, como aquéllas en las que tomé apuntes para el Epistolario…, con varias canciones escritas para Esmeralda, que actuó como cantante durante casi tres años en varios locales de la ciudad.

Sólo dos de ellas tuvieron música en acorde de guitarra y ninguna llegó a ser grabada, porque desde que fue madre ya no quiso volver a cantar.  Así, las propuestas se quedaron entre los borradores de poesías escondidas y las he rescatado para esta recopilación.  Algunas llevaban fecha y la he incluido.  Algunas llevaban título, y las que no, se lo he puesto ahora. Están ordenadas tal cual las he encontrado.

Se convierten en un homenaje especial.

 

Sobre Teatro...

En el colegio hice algo de teatro en el sentido literal del término (aunque también en el figurado).  Recuerdo que en segundo de primaria fui elegido para escribir una obrita a representar y le adjudiqué al protagonista un rifle matador que, a la postre, se materializó en la escopeta de perdigón de mi primo Luisito, quien me la prestó para la ocasión y la llevé a clase escondida en el abrigo, porque en aquellos años cuando la Policía era el “gobierno”, apetecía mucho tener un motivo para pensar en correr una aventura por culpa de su persecución.

Más tarde, leíamos obras de teatro en clase.  En una de ellas me tocó representar a Chispa, mujer soldadera en El Alcalde de Zalamea que confirma en determinado momento: “Estoy preñada”, y aún me escondo ante el recuerdo del ataque de vergüenza y las jocosas intervenciones del respetable público.

Y siguiendo con teatro clásico, en el mismo acto en el cual me entregaron mi primer premio literario, 1977, escenario del teatro de La Salle Gran Vía, interpreté a Tello, el criado de El Caballero de Olmedo, que lo encuentra muerto en la última escena de las que representábamos.  Tanto dramatismo quise darle a la interpretación, que me agaché ante el cuerpo moribundo del caballero para exclamar:

 ¡Traidores, villanos, perros;

volved, volved a matarme;

pues habéis, infames, muerto

el más noble, el más valiente,

el más galán caballero

que ciñó espada en Castilla!

Y el paquete de Marlboro que llevaba en el bolsillo de mi camisa se cayó sobre la cara de mi compañero César Casorrán, a la sazón don Alonso, el caballero de Olmedo.  Apenas pude soportar el ridículo cuando, después de cogerlo rápidamente, me tocaba elevar el brazo gritando…

 ¡Venganza, piadosos cielos!

Naturalmente, sin que se viera el paquete rojo en mi mano, aunque algunos cigarrillos quedaran sobre el escenario.

Quizá de estos hechos cómicos me vino la vena para continuar, algunos años más tarde, mi vinculación con el género teatral, y cómico a más inri.  Tomé contacto con los espectáculos de variedades a través de varios amigos, precisamente en el café Variedades de Zaragoza.   Allí cantaba mi entonces novia, Esmeralda, y el ambiente me llevó a querer participar en aquellos espectáculos jocosos y extravagantes.  Como no me atrevía a ser actor (aunque lo intenté con un monólogo que titulé El Hacetiempo, y que no incluyo aquí porque se trataba de casi no hablar, sino solamente gesticular), comencé a escribir obritas cómicas muy “ligeras de cascos”, acordes con lo que el público tardío de la transición demandaba, obras picantes, incluso escandalosas en color verde y no precisamente por ecológico, en el descenso de aquel género tan espectacular llamado revista.

Va aquí una muestra de ellas, las que más se representaron, algunas de ellas interpretadas por Miguel Ángel Tirado, a quien nombro por el buen recuerdo y cariño que me dejó, y que responde más por su personaje, Marianico el Corto, que por su apellido.

No quiero dejarme en estos comentarios a Piluca, mi prima actriz, a quien le escribí un monólogo que incluyo, y que nunca se representó porque… lo perdí entre cientos de papeles borrador y que he encontrado por casualidad mientras rebuscaba papeles amarillentos para esta recopilación.

Y finalmente, vaya mi saludo para el grupo de teatro La Peonza, de Cuarte de Huerva, población donde ahora vivo, y especialmente a su directora María Teresa Mur y a Julio Izquierdo, con quienes he vuelto a retomar ese gustillo por la actuación (como lecturas teatralizadas) convertido en un aragonés castizo con obras de Alberto Casañal.

 

Sobre Reseñas...

La junta directiva que lideró la Asociación Aragonesa de Escritores hasta 2009 incentivó a sus asociados, entre otras cosas, a escribir reseñas de libros y publicarlas en el blog de la web.  Al principio, no me provocó mayor interés, pero en mi participación en la Feria del Libro de 2008 la Asociación me regaló un libro, “Ars Mágica”, con el compromiso de hacerle la reseña citada.  Y me puse a ello, y la elaboré.  El  libro me pareció notable y me dio satisfacción que la propia autora, Nerea Riesco, a quien no conozco personalmente, la leyera en el blog y me enviara un emotivo mail de agradecimiento.

Con este precedente, quise mantener esa actividad literaria, pero otras cuestiones me apartaban de ella.  No obstante, aproveché el tirón para escribir un artículo-reseña de la novela de Mario Benedetti, “La tregua”, a los pocos días de su fallecimiento, y que publicaron en la revista virtual ForoRH, dado su contenido orientado a la gestión de las personas.  Benedetti fue oficinista algunos años, y esa novela se ambienta en un hábitat funcionarial.  No incluyo aquí esta reseña porque va en su correspondiente lugar dentro del apartado Literatura de la profesión.

Ya después, ayudando a mi socia Pilar con retoques para su novela “Hueles a sándalo” (antes “Boceto para un retrato”) le ofrecí, y aceptó, que redactara su prólogo.  Una vez terminado, quedó como una reseña de la obra, por lo cual también le dimos divulgación de esa manera.

Y cómo no, Anabel, mi otra socia en la aventura de 3d3, también aceptó ese ofrecimiento para reseñar su libro de relatos “Historias de sujetadores”, reseña que se ha publicado en varios blogs del universo cibernético.

Disfruté con todas ellas, tomando partido favorable por cada una de las obras comentadas, pero no tanto por lealtad al autor, sino más por compromiso con la buena literatura que contienen.

 

Sobre Artículos...

Al poco tiempo de publicar Jugué al fútbol…, y debido al contenido de esa novela, Inma y Miguel,  me invitaron a dar una charla en su tertulia “Fuentes de la Mentira” sobre “Literatura y fútbol”.  De aquellos apuntes sacados con bastante rapidez, se gestó después este artículo que incluyo a continuación con título Aproximaciones de la literatura al fútbol, y que se publicó en la revista “Imán” de la Asociación Aragonesa de Escritores.

Aprovecho también este apartado como cajón de sastre, y añado dos artículos de opinión que escribí para mi blog (deseaba seguir con más artículos, pero ahí quedó el intento),  uno de ellos publicado por el diario Heraldo de Aragón.

Y aunque me resistía al principio, me ha costado varios meses tomar la decisión de incluir algún artículo de los que escribí en la revista sindical “Al corriente”, de ERZ, a cuyo Comité de Empresa pertenecí durante los años 1987 a 1991, siendo además coordinador de redacción de la susodicha revista.  Mi reticencia estaba en que aquellas colaboraciones no llevaban firmas y dudaba si descubrirme como autor (¡demasiado pudor!).  Como veinte años son veinte años, me ha podido la mirada nostálgica y ahí te pongo esa muestra.

 La junta directiva que lideró la Asociación Aragonesa de Escritores hasta 2009 incentivó a sus asociados, entre otras cosas, a escribir reseñas de libros y publicarlas en el blog de la web.  Al principio, no me provocó mayor interés, pero en mi participación en la Feria del Libro de 2008 la Asociación me regaló un libro, “Ars Mágica”, con el compromiso de hacerle la reseña citada.  Y me puse a ello, y la elaboré.  El  libro me pareció notable y me dio satisfacción que la propia autora, Nerea Riesco, a quien no conozco personalmente, la leyera en el blog y me enviara un emotivo mail de agradecimiento.

 Con este precedente, quise mantener esa actividad literaria, pero otras cuestiones me apartaban de ella.  No obstante, aproveché el tirón para escribir un artículo-reseña de la novela de Mario Benedetti, “La tregua”, a los pocos días de su fallecimiento, y que publicaron en la revista virtual ForoRH, dado su contenido orientado a la gestión de las personas.  Benedetti fue oficinista algunos años, y esa novela se ambienta en un hábitat funcionarial.  No incluyo aquí esta reseña porque va en su correspondiente lugar dentro del apartado Literatura de la profesión.

 Ya después, ayudando a mi socia Pilar con retoques para su novela “Hueles a sándalo” (antes “Boceto para un retrato”) le ofrecí, y aceptó, que redactara su prólogo.  Una vez terminado, quedó como una reseña de la obra, por lo cual también le dimos divulgación de esa manera.

 Y cómo no, Anabel, mi otra socia en la aventura de 3d3, también aceptó ese ofrecimiento para reseñar su libro de relatos “Historias de sujetadores”, reseña que se ha publicado en varios blogs del universo cibernético.

Disfruté con todas ellas, tomando partido favorable por cada una de las obras comentadas, pero no tanto por lealtad al autor, sino más por compromiso con la buena literatura que contienen.

 

Sobre Artículos...

Al poco tiempo de publicar Jugué al fútbol…, y debido al contenido de esa novela, Inma y Miguel,  me invitaron a dar una charla en su tertulia “Fuentes de la Mentira” sobre “Literatura y fútbol”.  De aquellos apuntes sacados con bastante rapidez, se gestó después este artículo que incluyo a continuación con título Aproximaciones de la literatura al fútbol, y que se publicó en la revista “Imán” de la Asociación Aragonesa de Escritores.

Aprovecho también este apartado como cajón de sastre, y añado dos artículos de opinión que escribí para mi blog (deseaba seguir con más artículos, pero ahí quedó el intento),  uno de ellos publicado por el diario Heraldo de Aragón.

Y aunque me resistía al principio, me ha costado varios meses tomar la decisión de incluir algún artículo de los que escribí en la revista sindical “Al corriente”, de ERZ, a cuyo Comité de Empresa pertenecí durante los años 1987 a 1991, siendo además coordinador de redacción de la susodicha revista.  Mi reticencia estaba en que aquellas colaboraciones no llevaban firmas y dudaba si descubrirme como autor (¡demasiado pudor!).  Como veinte años son veinte años, me ha podido la mirada nostálgica y ahí te pongo esa muestra.

Ilustración tomada del blog de Luis Oroz "Poesía del instinto"

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