Canciones
Llegaste entre las nieblas
Sin mirar hacia atrás
no puedo comprender
el sabor de tus besos
ni el calor de tu piel.
(estribillo)
Amor, amor,
enamorada de ti,
encendida de pasión
sobre un cielo sin fin
Llegaste entre las nieblas
de una fatal herida
que has curado
con mi alma encendida.
(estribillo)
Quiero tu amor eterno,
quiero tu risa hermosa
y que te sientas en mí
como la vida en rosa.
(estribillo)
9.5.1984
Adiós, soledad
He descubierto que el amor
en nosotros sí mueve el mar.
¡Qué hallazgo de ilusión!,
sentir en mi pecho tu paz.
(estribillo)
Amor, amor,
enamorada de ti,
encendida de pasión
sobre un cielo sin fin
Tu piel en mi corazón
es ternura en un caudal
que transporta en su candor
el aliento de la verdad.
(estribillo)
Sentir dentro de mí el calor
de tu vencida soledad
sabe a fuego del albor
de la eterna felicidad.
(estribillo)
9.5.1984
Amor perdido
Eres tú la estela
que riega la noche
y deja tras ella
la luz del destino.
Eres tú el dolor
que lanza su capa
a las redes del alma
y escapa a su nube.
Eres tú el viento
que rompe las hojas
y quiebra las ramas
con hilos de estrella.
Eres tú la risa
que nace en el cielo
que muere en la tierra
y marchita la rosa.
Eres tú el recuerdo
de una triste historia
de un amor perdido
que rompe mi vida.
Una moneda, por caridad
Caminaba por las calles
de la maldita ciudad
con su rostro carcomido
la chaqueta hecha jirones
y en su boca una plegaria:
“Una limosna, por caridad,
tengo esposa y dos retoños.
Tienen hambre, tienen frío
y sin trabajo, sin dinero,
¿cómo los voy a alimentar?
Trabajaba en una empresa
bajo el mando de un buen jefe
que murió una tarde fría
y sus hijos como cuervos
lo arrojaron a la calle.
“Déme una moneda, por piedad.
Me han robado mi trabajo.
Tengo esposa y dos retoños.
Tienen hambre, tienen frío,
¿cómo los voy a alimentar?
Todos miran de reojo,
todos pasan con desprecio
y él agacha la cabeza.
El recuerdo de sus hijos
le lastima la mirada
“Una limosna, por caridad,
por piedad, una moneda.
Tengo esposa y dos retoños.
Me han robado mi trabajo.
¿No sabéis qué es amar?
Háblame de estrellas
No seas inquieto
déjame vivir
no seas pesado
déjame soñar.
Espera mi llamada
quizá con el viento
llegaré a tu morada
quizá con el mar
Olvida mi rostro
mi ser, mis caricias
vete con el mundo
cántale al mar
Soy libre todavía
tu voz me consuela
tu piel me estremece
pero no quiero amar
Cuando te acerques
háblame de estrellas
y quizás oiga el amor
si me traes libertad
Eres tú el destino
Te miré a los ojos del alma
y encontré aquella ternura
que tu rostro presagiaba.
Eres tú el destino, amor.
Con tus manos en mi regazo
reposaba mi soledad
entre lágrimas de pasado.
Eres tú el destino, amor.
El manantial de nuestras almas
ha creado un nuevo cauce
con mis lágrimas, con tus alas.
Eres tú el destino, amor.
Se han perdido aquellas brumas
que nublaban el futuro,
se han creado historias puras.
Eres tú el destino, amor
Suspiros de arena
Ayer soñé con tus besos,
tu risa y tus caricias.
Ayer soñe con tu rostro
y aprendí a quererte más.
Eran tus dedos olas de mar
que tomaban mis brazos
entre sollozos de viento
y suspiros de arena.
Ayer soñé con tus besos,
tu risa y tus caricias.
Ayer soñe con tu rostro
y aprendí a quererte más.
Tu voz era un soplo de brisa
tus labios un pozo de amor
y la luz de las estrellas
un destello de ilusión.
Ayer soñé con tus besos,
tu risa y tus caricias.
Ayer soñe con tu rostro
y aprendí a quererte más.
Canción del encuentro
Aquel veinte de febrero
conocimos, extrañados,
al buen niño caprichoso
que jugaba con los dos
(estribillo)
Despertamos al amor
tan sutiles como el aire
que respira el infinito,
tan desnudos como el agua
que desborda el manantial.
Aquel veinte de febrero
nos sabía a novedad
de fervor inesperado
deseoso de pasión.
(estribillo)
Y descalzos nos prendimos
al destino tembloroso
que bailaba con el viento,
señalando una ilusión.
26.7.1983
El vagabundo
Sin hacer ruido me acerqué hasta él.
Estaba recostado en el quicio de una puerta.
Tenía sus ropas desgarradas por el tiempo.
(estribillo)
Era un vagabundo
que tendía la mano al viento
y escondía su ruta
entre el mundo de los sueños.
Mirar sus ojos me daba calor.
No habían muerto como su ropa gastada.
Sufrían del alma que recordaba su vida
(estribillo)
Al sentir miedo me alejé de él.
Sentía de su olor el vestigio del pasado.
Temía de sus manos el saludo de la vida
(estribillo)
Villancico
Jesús está llorando
entre la mula y el buey.
En la paja del pesebre
salpican dos lágrimas
que Madre María ve:
“Jesús del cielo, no llores.
Hay una estrella en la noche
que dice amor y paz,
que ha rasgado las nubes
para enviar al mundo
gotas de felicidad”.
El ángel está llorando
entre una estrella y un pez.
A la piedra del monte
la hieren dos ríos
que soñó Padre José.
“Ángel del alma, no llores,
hay una estrella en el cielo
que dice amor y paz,
que ha prestado su brillo
a la noche del mundo
para dar felicidad”.
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