Cuando crujen los corazones
Vendrá
Resbala…
a lo lejos, y va cayendo lentamente
aplastando los árboles, los árboles y un templo,
gente
nadie se atreve a darle nombre
y es gelatina que se esparce
para esconderlo todo
y atarlo
y darle formas redondeadas, sutiles
Avanza, avanza, avanza
estoy en la ventana, viene hacia mí
y todos corren porque han visto
las delicadas estatuas de cálido metal
que van quedando dentro de la masa
que resbala, avanza, cubre, deglute
Si miro atrás no queda nada,
no hay nada, sí alguien, no nada
enfrente la masa viniendo
la quiero y seré libre, bello, dulce
He subido al campanario sonriente
miro abajo, atrás un poco
resbala…
lentamente aplastando árboles, un templo,
gente
y sonriente ya espero, fuera
vendrá
Mil dudas y la espera
Hacia donde los ojos respiran
el aroma de la certidumbre
quiero llevar mis pasos lentos y lejanos
como una pluma sin tintero.
Si volar fuera un deseo
caminaría hasta olvidarlo en el camino
con las alas de la paloma en mis alturas,
alas risueñas con semblante de guía
para la hondura de mis túneles.
Vienes y te vas, ¿qué eres?
¿te llamo esperanza? ¿o te llamo quimera?
Y las alas sonríen en un sarcasmo paternal
Sigo mirando al suelo,
unas piedras y una flor ajada,
mientras a lo lejos se abre una boca
-es una boca de luz-
y suspiro con los ojos cerrados
en una esperanza sin colores.
Ni ternura
La soledad y una mirada hacia dentro,
no veo nada, ser de los arrecifes, ni a ti,
y eres cueva o escarcha,
lánguida, muerte, descalzo y triturado…
como los bueyes uncidos
hacia delante y ojos al suelo.
¡¡No!!
Los horizontes no se detienen,
nunca se detienen
aunque los desechos del alma
se alojen en esos huecos de la sonrisa.
Císimo, laderonque, monisquela…
que sí, que quiero nuevos vientos
en nuevos mundos
en nuevas palabras
en nuevos significados.
¡No!
Pero quién se arrastra,
arañazo, sangre seca y escozor
para forjar la senda que juegan a esconder,
y está allí, la encontraré.
Retira el rostro, no es tuyo,
no tienes mérito ni valor
ni mérito ni valor ni vergüenza
ni ternura, olvídate.
No.
El hueco de la mirada hueca
En ese hueco de la mirada hueca, dulce
donde existe la frontera de las pérdidas
y los suspiros se cruzan con tu risa
y los aromas se guardan bajo llave
y mis palabras se equivocan porque mueren
allí, en un gris alocado lucernario hueco
me he varado para no verte, soledad…
para no verte, soledad, para no verte…
y estás, inevitable y dolorosa, sin quejidos
con las golosinas amargas de un disparo
que no puedes regalarme… aún, aún, aún
La paloma me lleva y muere, sin corazón
y abajo lodo y fiemo… oscuro y húmedo
más soledad entre la mirada hueca, dulce
el mundo sobre mí en la chistera roja
así todos ríen, no como tú, soledad,
ríen hiriendo, ríes protectora y amante
te aferras, me arrastras, huyes conmigo, o no
un chasquido, bramas, me giro, hablo
y me quedo solo, soledad, sin ti
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