En las fantasías y deseos
de un color imposible
me he acercado hasta tu puerta
para esperar tu llamada
y he creído encontrar las estrellas
y las estrellas se desvanecen
porque eres fantasía, es imposible.
En las fantasías y deseos...
I
Un día azul me cuenta tu recuerdo
adornado con pétalos y estrellas,
y sobre tu cabello
revolotean los destellos de una luz blanca
y tus labios se abren
y me llaman.
Extiendo mi mano a tu mano
y no estás, no te encuentro,
y con la luna blanca
una pequeña lágrima
conquista mi rostro.
Sé que no te has ido,
pero no estás, no te encuentro,
te busco con las luces,
te busco con la luna,
pero no estás, no te encuentro.
Un día gris se llevó tu mirada
adornada de luces y margaritas.
...de un color imposible...
II
Los vientos blancos me hablaban de ti
y yo me dejaba llevar por sus coros vagabundos,
los vientos blancos me alejaban suavemente
y yo quería volver hacia ti con la luna entre las manos,
los vientos blancos me contaban susurros
que yo no quería oír
y tus palabras huían,
tus palabras morían con su eco lejano
en la claridad imposible,
en la belleza prohibida.
He decidido cubrir el color de los vientos
y el blanco se hizo gris, transparencia de perla,
porque yo volaba hacia ti,
y aunque el viento fuera tuyo
y en sus labios callara quejidos de un adiós furtivo,
no le creería,
porque sé dónde te escondes,
esperándome,
con tu entraña descubierta y los ojos enrojecidos,
con la luna deshojada y tu lecho desteñido.
...me he acercado hasta tu puerta...
III
Está cayendo un rayo de sol
sobre mi frente
y siento el fuego cerca
mientras tu recuerdo,
caricias y susurros,
me inunda de paz,
con episodios de ilusión,
con tu mirada azul y cálida,
cuando tu piel toma mi piel
y tus labios hablan de mí.
Tus labios, pequeña,
quiero que abran sendero
en mis labios.
Tus dedos, preciosa,
quiero que abran mi cuerpo
y mi entraña,
y en esa perdida soledad
quiero pensar en ti
como en un dios maravilloso
que todo lo hace fácil.
Quiero pensar en ti.
...para esperar tu llamada...
IV
He querido oír palabras,
palabras de tus labios,
que nacen como rosas blancas
de tallos sin espinas.
He creído conocer tu sonido
entre los susurros del viento
escandaloso y lúgubre,
entre los gorjeos
de un gorrión asustado,
sin estridencias,
calmado,
como el vuelo de tu alfombra mágica
que me eleva sobre lo blanco de tus nubes
para olvidarme de ti.
He recorrido tus labios,
tus labios a veces malditos,
pero siempre dulces,
deseando escuchar
murmullos de paz y de sol,
y siempre surgía el vacío
comiéndose el aire,
y las palabras se escapaban
en el silencio
y el sonido se escondía
y tus labios, dulces y malditos,
rompían tu mirada
con el cristal del deseo inacabado.
...y he creído encontrar las estrellas...
V
Desde una burbuja de paz y pasión
la lucha se hace incruenta
porque pienso en la hora calmada
que desapareció.
Los ángeles de la razón
juegan un juego ingenuo de locos
y me envuelven con auras extrañas
para que no te entienda...
aunque siga conociéndote
sobre tu cuadriga de amor
que conduces hacia aquello que no muere.
Tu envoltura de cuerpo humano,
columnas de piel dorada,
corazón de papel cebolla,
toca a mi puerta
con los nudillos de tu alma
y yo espero
lo que jamás puede llegar,
con cordura,
contra los ángeles de la razón
y con tu regalo
de mujer enamorada.
En las noches de lluvia
quiero acercarme a mi sueño mágico
pasito a pasito,
en silencio, de puntillas...
y mi sueño mágico no está en la almohada
ni entre las sábanas,
se ha desvanecido con los ángeles de la razón
que en un juego ingenuo de locos
me arrebatan tu regalo,
y cuando logro encarcelarlos en un aparte,
eres tú, diosa de luna blanca
quien se aleja mirándome con paz y pasión
con tu lágrima de desencanto,
con la mano asiendo el alma...
y busco otra vez mi sueño mágico...
y sólo encuentro lágrimas sedientas
de morir en tu mano.
...y las estrellas se desvanecen...
VI
Quizá luzcan las brumas,
quizá el sol se haga oscuro,
pero en cualquier vereda sinuosa
la más leve sonrisa de tu alma
enriquece la soledad escondida.
El calor de las palabras,
la niebla en la distancia
y el gris de lo imposible
se agolpan uno y otros
y congenian, congenian
con esos segundos únicos
de tu presencia entera.
Han venido hadas y magos
para demostrar sus poderes
-gnomos y brujas huyeron-,
pero la magia blanca
de varitas y deseos
se diluye entre caricias
y no sirve, claudica y muere.
Y el canto del alba
envuelve la lucha dulce,
la eleva hacia las nubes
y se escapa, se escapa
y desaparece.
Quizá luzcan las brumas,
quizá el sol se haga oscuro,
pero el desvarío enternece
y los días crujen y crujen
como hojarasca
que volverá a sentirse verde
quién conoce cuándo.
...porque eres fantasía, es imposible.
VII
Cuando tu imagen me inunda
y tus palabras se deslizan
hasta mi corazón vencido,
cautiva mis ojos
una lágrima dormida,
cierro los párpados
y entre las pestañas
quedan tambaleantes
días de rosas y esperanzas,
y mi lágrima solitaria
desciende lentamente
buscando en mi rostro
una rampa que le empuje
hacia sus hermanas que viertes por mí.
Con la noche
ni la compañía de las estrellas
consuelan a mi lágrima
en su búsqueda inagotable;
los destellos arrogantes
le obligan a brillar
y ella se esconde, se esconde
hasta escaparse
con el calor rojo de mi mejilla.
Mi lágrima ya desaparece,
pero el surco ha hecho sendero
que muere en mis labios
para que con las lluvias de verano
si alguna gota más quiere nacer
lleve hasta mi seno
el sabor de su hermana
ya centenaria entre los días grises
de invierno y de rosas.
Si hoy cumpliera mil años,
mil años te daría,
mil veranos,
mil lágrimas sin estrellas
tendrías en tu regazo
creadas para ti.
Y al ocaso,
con la luz más amarilla
y las sombras alargadas,
si alguien pregunta por el sol
engrandecido y venturoso
sólo les contaré tu regalo
como una alegoría infantil
de un dragón que se escapó
cuando la luna se escondía.