Conciliación
A mí me sonaba a cosas de Contabilidad, pero no, mirando adjetivos y complementos resulta que se trataba de conciliar la vida laboral/profesional con la personal/familiar.
Alta misión.
Tampoco tenía que ver con el sustantivo concilio, esa junta de obispos para dirimir asuntos de fe y religión, de dogmas y disciplina teológica… aunque como los milagros siempre pasan por la Iglesia, quizá entonces podamos encontrarle concordancia.
La generación de mayo del 68’ evolucionó hacia la cultura yuppi, donde se acrecentaba la competitividad (nada que ver con aquel anticipo del flower power), y se adoraba la dedicación al negocio hasta el punto de colocar el infarto como gran causa de mortalidad entre los altos ejecutivos.
Pero la cultura yuppi, de la cual aún quedan algunos bastantes restos como momias vivientes, se había forjado entre una generación emergente de las guerras. Es decir, existieron modelos de lucha y esfuerzo. No como los de hoy, nutridos de la sociedad del bienestar. La generación siguiente, no acierto a ver si por mera oposición o por convencimiento, comenzaron a requerir otro tipo de dedicación a la empresa, quizá también influidos por las corrientes del management que surgen más o menos a partir de los años 70: atención al cliente, gestión de personas, benchmarking, colaboraciones transitorias entre empresas, etc. Una dedicación que pasaba por no trabajar tantas horas, por aprovechar el tiempo y dar igual o más rendimiento con menos ‘minutaje’ al servicio del capital.
En cuanto esas personas valiosas sólo pudieron ser captadas o retenidas por mejoras en la jornada y horario, surge la “conciliación”.
Repito, alta misión.
Si usted es, o está dirigido, por algún directivo de la generación siguiente a los yuppis, tendrá más fácil que lo concilien, pero si, como es más habitual en España, su directivo amigo y jefe es de esa mayoría que mide la adhesión a la empresa por las horas de permanencia o dedicación, es muy difícil que lo concilie.
Lamentablemente, aún existe una importante mayoría de directivos que en su modelo evaluativo, normalmente no evidenciado por escrito por aquello del qué dirán, plantean como mejores empleados, y por tanto, mejor encarrilados para el aumento de sueldo y/o categoría, a quienes se quedan más horas de los demás en su puesto de trabajo, (ya sea preparando informes inútiles o disimulando que revisan datos en pantalla cuando en realidad están jugando en red al dominó o leyendo las noticias deportivas, si no son otras alternativas cibernéticas que mejor no mentar).
Se llenan muchas bocas pronunciando conciliación, conciliación, conciliación… si son para pedir, bienvenidas sean, pero si son para mentir en su aplicación, le voy a facilitar algunas preguntas que deberá hacer a quien haga esa perorata hipócrita:
¿Está usted dispuesto a permitir un horario flexible en su empresa, es decir, que la entrada y salida quede a casi total discreción del empleado que come de su mano?
¿Está usted dispuesto a permitir que sus empleadas y empleados puedan trabajar desde su casa, computándoles esa dedicación como jornada laboral?
¿Está usted dispuesto a pagarles a sus empleados ADSL, e incluso a financiarles la compra de ordenador para su casa, con el fin de que hagan en ella un trabajo más efectivo?
¿Está usted dispuesto a dirigir por objetivos/resultados y no por permanencia/ presencia, por lo cual entenderá que no siempre a igual objetivo, igual horas de dedicación en empleados diferentes, y que eso es evaluable?
En resumidas cuentas, ¿está usted dispuesto a cambiar su modelo mental y hacerse más moderno?
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