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Molintonia

Sin título

Ahí, ahí vive. Es una casa abierta, con las ventanas sin postigos, las puertas sin llave y los muros sin piedra, sin ladrillos, sin adobe… si parece transparente…  El mago vive en ella como quien vive en una cueva al modo de un ermitaño, pero no lo es ni por asomo.  Voy a entrar porque espero que me haga ese encantamiento que llevo tanto tiempo esperando.  Y me he preparado a conciencia, con un brebaje exquisito y una oración jocosa.  No podía ser menos, porque después voy a matar a mi hijo.  No quiero que sufra.

Me dijo que llegara antes hoy, me lo dijo, me lo dijo.  Si le hubiera hecho caso… Ahora está ahí, tumbado, con esa expresión que siempre tuvo tan dulce que ni siquiera la sangre en el vientre le ha cambiado.  Seguro que papá les plantó cara, no lo dudo, pero ahí está, muerto, como hacía años que ya le tocaba… estar muerto, digo.  ¡Ey, ¿qué ruido es ese?!  Un chico está saltando del balcón.  Y lleva un cuchillo.  Voy a por él.  Pero no, mi padre respira.  Sí, respira.  Se me va a escapar.

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