Análisis de tres poemas de Neruda

Se contextualizan y localizan tres poemas de Pablo Neruda: el poema 1, de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), Agua sexual, de su obra Residencia en la tierra (1933), y el Soneto XII, de Cien sonetos de amor (1959), para después, encuadrar al autor y analizar el tema, la estructura y la forma, identificando semejanzas y diferencias
(poemas transcritos al final del texto)
Pablo Neruda fue un poeta y político chileno del siglo XX (1904-1973). Literariamente, se adhirió a diferentes movimientos posmodernistas y de vanguardia, aunque no tomó sus propuestas de forma directa. Se adscribe a la generación del 27, con cuyos integrantes mantuvo contactos e influencia mutua, especialmente con Federico García Lorca. Algunos estudiosos lo han presentado como “un gigante de la poesía erótica”, con gran capacidad para expresar sentimientos íntimos.
Analizaremos estos tres poemas: el poema 1, de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), Agua sexual, de su obra Residencia en la tierra (1933), y el Soneto XII, de Cien sonetos de amor (1959), realizando una atenta lectura de los textos, analizando su estructura métrica, el uso de semántica, gramática y figuras literarias destacadas, así como el acierto en su aplicación para transmitir sus mensajes explícitos e implícitos, todo ello en una visión comparada.
Veinte poemas… es su segunda obra publicada, con la edad de 20 años, en la que se dirige a la mujer en general como sujeto amado, a quien el autor muestra sus deseos y sentimientos. Residencia en la tierra se considera su mayor incursión en el surrealismo y contiene ecos metafísicos dentro de su canto al amor. Cien sonetos de amor contiene referencias a dicho sentimiento desde cuatro perspectivas íntimas y que titula con los períodos del día: Mañana, Mediodía, Tarde y Noche. Está dedicado a su pareja Matilde Urrutia. El soneto escogido se incluye dentro de la Mañana, parte más sensual y erótica. Las tres obras presentan poemas con un profundo y original erotismo y el amor carnal junto al emocional que es el tema que une a los poemas elegidos.
El poema 1, de Veinte poemas… es no estrófico y se compone de dieciséis versos alejandrinos, blancos, con algunas agrupaciones en pareados que conforman cierta unidad de significado, como ya se observa en el primero:
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Pueden observarse igualmente dos partes en su contenido (del verso 1 al 9 y del verso 10 al 16), cuya segunda comienza con la conjunción adversativa Pero, dando un giro al poema.
Agua sexual es un poema con siete estrofas y un total de 52 versos, con diversas extensiones silábicas, desde uno de 4, “cae el agua” (v.21), hasta uno de 22, “golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma” (v.9). No obstante, los que más abundan son los de métrica clásica: seis heptasílabos, seis endecasílabos y once alejandrinos. Establece nueve puntos, no coincidentes con el cambio de estrofa, al final de otros tantos versos, con los que delimita diferentes oraciones, la más larga de 13 versos, la central, y dos de un verso, los del final del poema. No existe uniformidad de métricas entre los versos ni las estrofas.
Como su título indica, el Soneto XII responde a esa composición, en este caso de versos alejandrinos, salvo una licencia en el verso 7, “amar es un combate de relámpagos”, que presenta 11 sílabas.
En los tres poemas analizados, el autor utiliza en algún verso la división en cesura, marcando cuenta silábica por esdrújula o aguda en dicha cesura, para dar así la extensión deseada.
“y el fuego genital transformado en delicia” (v.11, de Soneto XII)
“Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso” (v.14, de Poema 1)
“y también los orígenes, y también los recuerdos” (v.34, de Agua sexual).
Es destacable la comparación entre la estructura de Agua sexual, irregular en la métrica, de más larga extensión en número de versos y con oraciones de distinta longitud y, con menor extensión, la de los otros dos poemas. Es en estos donde se aplica un estilo conversacional, usando el tú poético en varias oraciones, “qué oscura claridad se abre entre tus columnas?” (v.3, Soneto XII) y “te pareces al mundo en tu actitud de entrega” (v.2, Poema 1). En cambio, en Agua sexual, presenta una reflexión basada en la observación: “veo correr un arco iris turbio” (v.51).
Neruda no usa los signos de apertura en las interrogaciones ni exclamaciones. En los tres poemas, se observan significados claros y oraciones de correcta composición gramatical, no siempre habitual en las tendencias vanguardistas.
También en los tres poemas se utilizan figuras literarias potentes, como las metáforas, “Plena mujer, manzana carnal, luna caliente” (v.1, Soneto XII), las comparaciones, “Para sobrevivirme te forjé como un arma” (v.7, Poema 1) las repeticiones “Veo… veo… veo” (varias veces aplicado en Agua sexual) e incluso las antítesis, “pequeño infinito”, (v.9, Soneto XII), las personificaciones “un estertor saliendo de un granero”, (v.19, Agua sexual) y las enumeraciones “… un soplo…, un líquido, un sudor, un aceite sin nombre / un movimiento agudo”, (v. 11-13, de Agua sexual)
En el poema 1, el más temprano en su creación de los tres, aplica con profusión las comparaciones con la naturaleza, con las armas y con el cuerpo femenino, mientras que en Agua sexual, las referencias más numerosas se realizan a fluidos como el agua del título (un sudor, un aceite), actividad de y entre cuerpos (besos, pegarse de carne, llanto), además de receptividad sensorial (veo, escucho, estoy mirando, hay este sonido).
Siendo eróticos los tres poemas, resultan observables diferentes modos de expresarlo. En el poema 1, se presenta el deseo sin concretar, el sujeto poético se dirige a la mujer y eleva un quejido por no tener la deseada sin nombre a su lado,
Oscuros cauce donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito. (v.15 y 16)
En Agua sexual, el lenguaje se vuelve más impulsivo, hasta incluso violento desde la imagen pura:
a espesos goterones de mermelada y sangre (v.14)
como un párpado levantado atrozmente a la fuerza (v.35)
Y en el Soneto XII, la relación se dulcifica en un verso
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas (v.5)
pero cambia para convertirse en combate más adelante:
y dos cuerpos por una sola miel derrotados (v.8)
…cuya antítesis también ocurre en los tercetos siguientes: “fuego genital” frente a “delicia” (v.11) y “beso a beso” (v.9) frente a “corre por los delgados caminos de la sangre” (v.12)
En las tres composiciones, Neruda incluye varias referencias similares al cuerpo de la mujer (senos, muslos, piernas, labios) mezclándolos con imágenes poderosas, a veces recibidas como uniones imposibles, que transmiten una fuerza inusitada gracias a los golpes semánticos: muslos blancos, vasos del pecho, rosas del pubis (poema 1); Piernas amarillas como espigas, el disparo de los besos, pasar sus aguas a través de los huesos (Agua sexual); Oscura claridad entre tus columnas, manzana carnal, el fuego genital (Soneto XII)
Aplica un ritmo a veces cadencioso, a veces vertiginoso, que encaja con las emociones o sentimientos tanto respecto hacia la amada como hacia el erotismo que le despierta.
A mi juicio, estos poemas reflejan a la perfección los rasgos esenciales de la poesía amorosa y erótica del gran poeta chileno.
Puede concluirse que Pablo Neruda es un poeta de excelsa fuerza expresiva que aplica de forma excepcional el giro semántico en sus imágenes para provocar una catarsis en quien lea sus versos. En estos poemas se aprecia la vehemencia que aplica para significar la carga emocional (e incluso instintiva, primaria) del erotismo y muestra el acto erótico desde una ambivalencia, como una lucha o como una ternura, en ese puente que supone el paso de la pasión al amor, el tránsito en la relación amorosa. Provocan los tres poemas una andanada de sensaciones por la aplicación de esa composición llena de símiles y metáforas que resultan impactantes. Es capaz de lograr el estremecimiento en quien lo lea porque estimula sensaciones de una forma extraordinaria.
Referencias bibliográficas:
- Salvador, Álvaro. (2013). Pablo Neruda y la Generación del 27. Revista Letral, (10), 74–87.
- Bonnett, Piedad. ( ). Pablo Neruda: un poeta imprescindible, Universidad de los Andes, Bogotá. Centro virtual Cervantes.
- Millares, Serena. (1988) El concepto de lo erótico en Darío y Neruda. Estudio de una simbología común. Anales de literatura hispanoamericana, núm. 17. Universidad Complutense de Madrid.
- Concha, Jaime (1988). Interpretación de Residencia en la tierra, de Pablo Neruda. Historia y crítica de la literatura hispanoamericana, coordinado por Cedomil Oic, Vol. 3, p. 146-152.
- Millares, Serena (). La vanguardia nerudiana, una escritura de la negación. Universidad Autónoma de Madrid. Centro Virtual Cervantes.
Localización de los poemas en las siguientes publicaciones:
- Neruda, Pablo. (1924). Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Editorial Seix Barral, Obras de Pablo Neruda, Biblioteca Breve, 1981
- Neruda, Pablo, (1933,1935). Residencia en la tierra. Editorial Seix Barral. Obras Maestras de la Literatura Contemporánea. 1983.
- Neruda, Pablo, 1959. Cien sonetos de amor, Editorial Planeta Argentina. 1996
Transcripción de los poemas analizados.
Poema 1
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
Agua sexual
Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
Soneto XII
Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,
espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:
amar es un combate de relámpagos
y dos cuerpos por una sola miel derrotados.
Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y el fuego genital transformado en delicia
corre por los delgados caminos de la sangre
hasta precipitarse como un clavel nocturno,
hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.
0 comentarios