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Comentario crítico del poema Niño último, de Juan Ramón Jiménez

(poema incluido al final del comentario)

Niño último, título del texto a comentar, de Juan Ramón Jiménez, está incluido en su libro Romances de Coral Gables, publicado en 1948, pero escrito entre 1939 y 1942, época en la que el autor se encontraba exiliado en Miami (Balcells, 2022).  En este libro “retorna a cauces de su juventud, para desde ellos meditar sobre las ansias de totalidad del ser, en choque permanente con la mudez de las cosas” (Blasco, s.F., pág. 2, aptdo. 19). Pertenece a la etapa suficiente y verdadera, como todo lo escribió en su exilio americano (Inst. Cervantes, 2022), producido por la persecución del régimen franquista. Esta etapa “sitúa al poeta claramente en el fin y término suficiente de su evolución espiritual” (Martinón, 2001).

El texto citado se trata de un poema, compuesto por seis estrofas, con un total de veinticuatro versos octosílabos, con rima asonante en los pares, composición propia del romance, como así anticipa el título del libro.  Esta composición, arraigada en la tradición española desde el siglo XIV, se recupera por los poetas del siglo XX, y, en concreto por Juan Ramón Jiménez, que lo toma en reacción al endecasílabo italiano. 

Se lamentaba Juan Ramón Jiménez, ya al final de su vida, de que los poetas del siglo XVI hubieran abandonado el verso del romance («río de la lengua española») por el endecasílabo italiano, en todo lo que tocaba a la alta poesía. (Sánchez, 2016, p.1)

Aplica en esta composición un lenguaje sobrio y directo, al que el autor llega desde la poesía pura, de la que es el principal exponente. El romance proporciona a Juan Ramón la posibilidad de escribir esa poesía «pura, vestida de inocencia» (Hierro, 1981, pág. 60). 

En este poema, Juan Ramón Jiménez establece cuatro versos por estrofa en la 1, 2, 5 y 6, pero rompe esta estructura en la 3 y 4, al presentarlas con 3 y 5 versos respectivamente, pasando de la posterior a la anterior el verso “con un grito de cristal”, donde comienza la repetición del sustantivo “grito” en los tres versos siguientes, con la importancia que analizaremos más adelante.

Es un poema evolutivo en su significado.  Empieza con una alusión metafórica al atardecer, en la que usa la metáfora de un pentagrama (“música fiel en escala”) con la vista de las nubes (“estratos) que avanzan por el poniente ocuupando el espacio anterior del cielo.

“Música fiel en escala

de estratos, por el huido

poniente, contra el espacio

del lento infinito liso.”

(vs. 1-4)

Es destacable el uso del sintagma “lento infinito liso” por su original belleza e imagen de un cielo sin nubes, antes de que las ocupen las propias de un crepúsculo.  Con esa metáfora que le inspira la imagen del cielo con nubes, y con una sinécdoque de “pie” por su pensamiento o “sueño” que se quiere mover, el sujeto poético se va a una “arena seguida” de “mi lleno sueño niño” (de similar estructura al sintagma nombrado anteriormente) en alusión a lo que podría ser la playa de Moguer, en la que vivió el autor su infancia, y a la que empieza a referirse con nostalgia en el poema.

En la tercera estrofa, compuesta por cinco versos que forman parte de una pregunta que engloba también a la estrofa siguiente, incluye dos términos que se repetirán a continuación en varias ocasiones, “todo” y “grito”, tras el uso de una metáfora que alude a su duda si “un pueblo blanco” le espera “encendido”, itera, y recalca así, el término “pueblo”.  Repite el término “grito”, que igualmente queda así remarcado, en los versos 12 al 16, asignándole imágenes que refuerzan el sentido que desea darle: “grito de cristal” (v. 14), “último grito en estremo” (v. 15) y “grito amarillo” (v. 16), que al unirlo con el término “nube” regresa a la referencia al atardecer de la primera estrofa.  “Grito agudo detenido” (v. 14) es otro sintagma de un sustantivo con dos adjetivos.

La quinta estrofa, de cuatro versos nuevamente, como la siguiente y última, comienza asignando a “el grito”, que “tiene en su centro” (v.17), un “todo”, término en anáfora en los versos 18, 19 y 20, haciendo un juego de palabras con lo que la vista del “niño” (nuevamente lo reitera) ha podido, querido y obviado ver.  Con ese uso del “todo” en su importancia, introduce el mensaje profundo de que “El niño es toda la jente” (v.21) y es  él mismo de viejo y de niño, expresión que recalca con una anadiplosis (niño), con su término aún más reforzado, ya que se repite cinco veces en esa última estrofa, para finalizar con un verso en el que dos adjetivos en antítesis dan el significado contundente de que a pesar de haberse “encontrado”, está “perdido”.

De acuerdo con los términos reiterados, y por lo tanto destacados en el poema: grito, niño y todo, podemos deducir que, inspirado por la imagen de un atardecer, le inunda un desgarro interior que le lleva a buscar la infancia, el niño que fue, ese niño que forma parte de su existencia misma y de la “jente” de su alrededor.

Presenta cuatro encabalgamientos, tres abruptos (vs. 2, 3 y 16) y uno suave (V.6).  En ellos, recalca “de estratos”, “poniente” en la primera estrofa, “ágil y firme” en la segunda, y “de nube” en la cuarta.

Trata el poema entonces de la nostalgia por la infancia, a la que se dirige desde el dolor por estar alejado de aquella época y aquel entorno.

Como otras notas destacadas del poema, indicamos que la calificación el título de “último” al término “niño” no se repite en el poema. Y aparecen dos palabras, “jente” (v.21) y “estremo” (v. 15) escritos de acuerdo con la simplificación ortográfica que propuso el autor.

El análisis realizado nos devuelve un poema íntimo de mirada introspectiva que, inspirado por un atardecer, lleva al lector hacia imágenes de una infancia recordada con añoranza y marca la importancia que el sujeto poético quiere dar a la figura del niño, reclamándola con un grito y uniéndola con todos los seres y con toda su propia existencia. 


 

Referencias bibliográficas:

Blasco Pascual, J. (Sin fecha). Biografía de Juan Ramón Jiménez. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.

Balcells, José María (2022). Romances de Coral Gables, carmín y esmeralda. Fundación Juan Ramón Jiménez (Posts).

Martinón, Miguel (2001) Juan Ramón Jiménez: Lírica de una Atlántida. Revista de Filología, n.19, pág. 360-362. 2001

Instituto Cervantes. Juan Ramón Jiménez, biografía. Bibliotecas y documentación. Junio de 2022

Hierro, José (1981). El romance de Juan Ramón Jiménez. Los Cuadernos del Norte. Revista Cultural de la Caja de Ahorros de Asturias, Año 2, nº 10, pág. 28-67,

Sánchez Romeralo, Antonio (2016). Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y el Romancero.  Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

 

NIÑO ÚLTIMO

 

Música fiel en escala

de estratos, por el huido

poniente, contra el espacio

del lento infinito liso.

 

Con ella mi pie se va

ágil y firme, lo mismo

que por la arena seguida

de mi lleno sueño niño.

 

¿Un pueblo blanco está allí

esperándome encendido,

pueblo donde todo para,

una plaza con un grito;

con un grito de cristal,

 

grito agudo detenido,

último grito en estremo

de nube, grito amarillo?

 

Y el grito tiene en su centro

todo lo que ha visto el niño,

todo lo que quiso ver

y todo lo que no ha visto.

 

El niño es toda la jente,

el niño soy yo de niño,

el niño soy yo de viejo,

niño encontrado y perdido.

 

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