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Molintonia

Los "fuera de convenio"

Según exhaustivas investigaciones culminadas en el primer trimestre del año pasado, la Iglesia ha llegado a la conclusión de que el limbo no existe.  Como soy de la generación educada para temblar en cuanto transgrediera la ley de Dios, ahora no sé dónde clasificar mi temor por los bebés fallecidos sin bautizar, incluso en el vientre de la madre.  Un amigo me cuenta ahora mismo que van directamente al paraíso, incluso los fetos de los abortos. ¡Oh!

Desde mucho tiempo atrás, pensé que los “fuera de convenio” estaban en el limbo (otro trauma que no sé si podré superar), no porque anduvieran despistados, sino porque se encontraban en una tierra de nadie, ni de Dios ni del diablo, y que tendían a perpetuarse en esa situación.  “Fuera de convenio” son aquellas personas empleadas de una empresa que, por razón del propio Convenio Colectivo, o por prácticas asumidas y aceptadas por la costumbre, no rigen la totalidad de su relación laboral por las normas pactadas… pero no son aún directivos.  Hay más del 50% de probabilidades para que algún día alcancen tal condición, que no es el paraíso, ¿o sí?

En una empresa grande pueden ser fácilmente identificables, incluso existen nombres curiosos para englobarlos, y generalmente agrupan tres clases: los predirectivos (con puesto de impacto en la empresa sin valoración suficiente para subir el nivel), los altos potenciales, o los grandes expertos.  En una PYME, se suelen diluir con el apelativo de “jefe”, desde el capataz hasta el mando superior, que serán más o menos “fuera de convenio” según la tradición impuesta por el dueño de la empresa.

Con casi todos los “fuera de convenio” se pueden aplicar novedosas técnicas de gestión, tradicionalmente rechazadas por los sindicatos, porque en razón de un pronosticado futuro halagüeño, o de ese reconocimiento implícito de los que mandan, son proclives a dejarse embarcar en aguas inexploradas…. incluso más inexploradas que en los mundos directivos.

En realidad, esta figura es una gran oportunidad de la empresa para aplicar a un colectivo mayor que el directivo técnicas de gestión que no son tan fáciles de extender a las categorías más operativas del escalafón laboral.  Especialmente con los altos potenciales, una buena gestión de recursos humanos llevaría a poder aplicarles como “fueras de convenio” una dirección por objetivos más consistente o más flexible, una evaluación del desempeño ampliada, una medición del potencial, o de las competencias, un sistema remunerativo más acorde con el rendimiento que con el presentismo, etc.

Los altos potenciales gestionados con estas técnicas desde su detección recibirán un poso que después hará que sean más fácilmente capaces de aplicarlo con el equipo de personas asignadas bajo su liderazgo.  Si los futuros directivos, abiertos todavía a las novedades, aún no alcanzados por el ego y/o por la comodidad, son orientados a transitar por la gestión de personas basada en estos criterios, tardarán mucho más en adocenarse, o quién sabe si ni siquiera se adocenan, en las benditas hamacas del poder ya conseguido.

Pero como los humanos tendemos a ser tan animales como nuestros ancestros (entiéndase los titis y los orangutanes, por ejemplo), la situación de poder ante sumisos o ante indefensos nos agranda, nos da hechizos de perversión empresarial y puede ocurrir que, sibilinamente, siempre sibilinamente, la dirección use y abuse de aquéllos que se han salido del escudo protector.  Unos por pelotas, aceptan; otros por miedo, acatan; algunos, por ascender, tragan con todo… verbigracia: falta de transparencia, nepotismo, dedocracia, castigos sobre el sueldo, sobres escondidos…

Hay casos en los que se sacó de Convenio a personas, prometiéndoles altos vuelos para poder desviarles la ruta desde el limbo, y no hacia el paraíso, sino hacia el infierno del despido candente.

Por suerte, son los menos… pero atención a las maldades, atención.

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