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Molintonia

La desigualdad

Antes de nada, por si acaso, dejo claro que para mí hombre y mujer se engloban en el concepto de persona, con los mismos derechos y obligaciones ante la ley y ante las oportunidades que se ofrezcan para su progreso; las diferencias surgen de la mera fisiología y nunca deben ser justificación para una merma de igualdad en ese trato.

Digo esto tan taxativamente porque en según qué ambientes he notado un tufillo fundamentalista que pretende ver cosas donde no las hay, pero qué gusto les da inventarlas, ¿verdad?, para intentar actuar como aquella censura de tan infausto y a la vez ahora divertido recuerdo.

He construido primero la trinchera (perdón), porque cuando he expuesto en algún foro lo que ahora voy a tratar de escribir, me han tachado despectivamente de antiZP y otras cositas más duras.  Nunca he sido antinada, aclaro, más bien me decanto por ser proalgo, pero ¡ay!, esos fundamentalismos.

Sí, vamos a hablar de la desigualdad que nuestro presidente del Gobierno ha aplicado en el nombramiento de ministr@s, con balanza inclinada hacia al número de mujeres.  Y también quiero mentar esa fotografía en la que aparece muy satisfecho con las ocho mujeres que le acompañan ya con el juramento prestado.

No voy a ser corporativo masculino (muy diferente de machista).  No quiero que haya más hombres que mujeres en el gobierno, o en puestos directivos, que es más el motivo del presente artículo.  Usted me dirá: “Entonces, ¿quiere que haya paridad?”.  Tampoco, tampoco.  “Pues aclárese, oiga”.

He venido apostando por la cultura del mérito, la meritocracia, aunque me resisto a llamarla así, porque todo que lleve cracia me produce repelús.   Esa cultura del mérito se basa en la equidad, que no es lo mismo que la igualdad.  Es decir, hay que dar a cada cual su recompensa según los méritos contraídos, los cuales deberán ser explícitamente conocidos por los optantes a los premios.  Por tanto, nuestro presidente ha caído en la desigualdad por número (lo que no es nada censurable), y es potencialmente inequitativo (ya se verá dentro de unos meses si lo potencial se convierte en cinético), pues con la famosa fotografía hace notar que la condición de mujer (casi imposible de obtener con esfuerzo por quien no la tiene) es la preponderante para ocupar los cargos de las señoras que le acompañan en la foto.  ¿Ha hablado el señor Zapatero de algo así como el gran currículum que presenta tal señora, o de algo así como su demostrada capacidad de gestión?  No, no.  Parece que son ministras porque son mujeres, y eso es peligroso hasta para las propias mujeres.  Me preocupa pensar que el sexo femenino defiende los mismos métodos corporativos que han criticado de los hombres.

La tan manida igualdad, o paridad, va a ir viniendo por la propia inercia, no necesita de la aplicación tan peligrosa de la discriminación positiva.  El acceso a posiciones de responsabilidad por la mujer se producirá progresivamente en cuanto vayan avanzando en experiencia las mujeres que se han esforzado en su capacitación y que han ido escalando en la jerarquía.  No podemos ni debemos negarnos a la historia que nos precede.  La sociedad relegó a la mujer a las tareas de esposa y madre sin posibilidad de acceso a otras funciones.  En España, esto cambia a partir de los años 80, por lo que ahora es cuando aquella cantidad mayor de mujeres con deseos de acceder a responsabilidades de gestión está alcanzando un nivel de experiencia que le capacita para ocupar esos puestos.  De ahí, la inercia que hablaba antes.  Sus compañeros de generación ya están acostumbrados a verlas en competencia y son capaces de admitirlas y de considerarlas con igual rasero, con equidad…  Ellas quieren ser directivas, ellas están preparadas, ellas acceden hoy ya a esos niveles… la evolución es enemiga de la revolución. ¿Usted cree que el rabo nos desapareció por decreto o por intervención de un ministerio?  Y tampoco niego que sea imprescindible seguir trabajando por la paridad, en razón de mentes machistas (ahora sí procede el término) que aún mandan.

A mí me gusta una línea de la política de igualdad de Endesa, que dice así:  A igualdad de condiciones, tendrá preferencia para ocupar la vacante ofertada la persona del sexo que se encuentre en inferioridad de representación en esa ocupación.

José Antonio Prades

Publicado en ForoRH, abril de 2008

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